V
Me busqué
entre las flores y no me encontré,
me busqué entre sus espinas y tampoco
pero un día me busqué en la raíz
misma de todas las cosas y allí estaba yo.
XIV
Mi biografía se escribe sola:
unas cuantas olas de aquí
para allá, algunas conchas
rotas y un manojo de arena
intempestiva que a veces
me emborrona los ojos
y entonces no puedo ver
a nada ni a nadie más allá.
LVIII
Es el poeta
un animal de luz que sostiene
versos entre tus manos y abre
puertas y ventanas con el latido
de su corazón.
LXVI
Recuerdo que miré el paisaje
con la luz que nos da el viento
cuando no nos ciega los ojos
y entonces lo vi todo claro:
tenemos al menos dos vidas
o incluso siete como los gatos.
Así que deja que tu corazón se llene
poco a poco de flores rojas y fluya.
CXXXVII
A veces luces, a veces sombras
entre los árboles semiocultos del camino.
Que me deje la lluvia hablar con el sol
sobre las estrellas de mi firmamento.
Y si es necesario, paso página de nieve,
de espuma, de lluvia o de lo que haga falta.
CLXXXV
Juegos de lluvia:
de la copa del árbol
caen las gotas
a las hojas más bajas
y de allí al suelo.
Isabel Alamar. Cantos al camino. Playa de Ákaba, febrero de 2017. Prólogo: Jaime Siles. Fotografía de cubierta: Antonio Sanz.