ISABEL, y Otras Series Anti-Históricas
Breve disertación sobre este tipo de bazofias
Desde el conocimiento que la Licenciatura en Historia pueda dar a un hombre, me atrevo a hablar de la serie de televisión “Isabel”. Tamaño desprecio a la figura de una reina que llevó a Castilla a la gloria de los siglos. La serie no deja de ser sino un insulto a la historia de nuestro país. Lo peor de todo, es que el Reino de los ciegos, el tuerto es el amo. En una sociedad donde, por desgracia, la mayoría de la población no conoce bien la historia del país que le vio nacer, se creen a pies juntillas, o como si de credo se tratase, como los niños de siglos anteriores rezaban el catequismo, todo lo siguen, sin comprender nada de lo que se está viendo. La serie parece fascinar y enloquecer, por su gran elenco y sus escenarios, pero no deja de ser un insulto a la musa Clío. Seguramente se sentirá violada de forma repetida, la pobre, tiene que sentir grandes ardores en sus zonas íntimas con tamaño desprecio.
Isabel, retratada como una reina joven, hermosa, atractiva, con el pelo suelto, y ataviada con vestidos finos y de colores claros, no deja indiferente a nadie. No podían haber buscado a una actriz más diferente a lo que fue Isabel de Castilla en la Castilla Alto Medieval. Ni se dejaba el pelo suelto, ni mucho menos vestía de blanco y con brillantitos, como una pop Star de tres al cuarto. Isabel era una mujer criada bajo el yugo de una Iglesia que todo lo controlaba y absorbía. Era una mujer piadosa de Cristo, y casi nunca se dejaba el pelo suelto, sino oculto con hábitos. Luego están esas mentiras de que no se quitaba la compresa, o que no se cambió de camisa en meses, en fin, lo que quiere escuchar el Populus Populusque. Otro personaje que me parece curioso es el del Rey Fernando el Católico, que ni por asomo, representa al Rey que Maquiavelo usó como referente en su obra “El Príncipe”. El Fernando de “Isabel” es un hombre atractivo, de trajes ceñidos, marcando, como no, un cuerpo que parece esculpido por Policleto. Lo peor de todo es que el propio actor es un ignorante de la historia. Vi recientemente una entrevista donde el gran erudito afirmaba que Fernando el católico era un hombre que amaba y quería con ternura a su señora esposa. En fin… que decir de ello. Fernando el católico era un príncipe del Renacimiento, donde la política iba antes que el amor. Fernando no estaba enamorado de Isabel, se frotó bien las manos cuando esta murió a principios del siglo XVI. Repartiéndose luego con Felipe el Hermoso el Reino de Castilla, en detrimento de su propia hija, Juana. Es decir, no me cabe otro calificativo que decir que Juana de Castilla era una hija de puto.
La serie no deja de ser una enorme burla a la historia, es cierto que usan unos escenarios que son mas o menos buenos, pero todo bajo un tinte demasiado rosa. Recuerdo la escena de la reconciliación de Isabel y su hermano Enrique IV en Segovia, donde casi lloran de amor fraternal… y nada más lejos de la realidad. También aparece una imagen de un Enrique IV del todo viril, y casi buen Rey, que oye a sus consejeros y quiere que el pueblo le ame. Todo bastante utópico. Como sabemos, Enrique IV ni era buen rey ni era viril. De hecho, era del todo homosexual, lo cual no le hacía mal Rey, sino que el pobre nació patán de naturaleza. Su primer matrimonio fue anulado por el Papa por no haber consumación alguna durante 10 años de matrimonio del mismo, y en su segundo matrimonio nace “su” hija, Isabel. Llamada la Beltraneja por ser en realidad hija de Beltrán de la Cueva, que era su hombre de confianza. El sabía de más que esa hija no era suya.. como lo iba a ser si él jamás se acostó con su mujer. Pero lo consintió porque reforzaba su imagen como Rey. El caso es que no se puede dar una imagen que no es de la historia, la gente no cultivaba en la materia se puede creer que la relación entre Isabel y su hermano era del todo idílica, y que Fernando el católico era un buen amante, buen Rey, y mejor persona. Cuando es cierto que era un buen estratega, un hombre de estado, de principios reales pero no sentimentales.
En cuanto al vestuario… que decir… es todo una total chapuza. Isabel que trajes entallados, de colores claros.. y con brillantes. Fernando el católico con ropa de cuero, muy ceñidita, para dejar ver su cuerpo apolíneo, claro. Quien quiera que sea el señor ignorante que ha realizado el atrezzo de esa serie se merece el castigo de Exión como minimo, aunque prefiero el de Prometeo encadenado, aunque ese se lo deseo al guionista de la serie, al director, el de Sisifo, así usando todo “furias” mitológicas. La serie puede ser buena si se analiza desde el punto de vista del Share, y de lo que la gente espera de ella, pero para una persona que conoce la historia de manera crítica deja mucho que desear… es como Juego de Tronos.. hay gente que de verdad piensa, y no crean que es mentira, que en la edad media hubo dragones! O brujas, o duendes, o hadas, elfos, druidas o gigantes… es muy fuerte todo esto… pero es así. Lo que se debe defender desde la misma población es un nuevo formato de serie histórica que sea consecuente con los hechos históricos y no solo con el afán de búsqueda de un mayor porcentaje de visionarios. Me acuerdo de la serie de “Aguila Roja”…. Otra de las peores serie históricas que he visto en mi vida. Solo recordar al intendente ese vestido de cuero ceñido, botas altas, y cadenas de hierro… casi más propio de una fiesta gay bear, que de un personaje de obra histórica. La mala interpretación de la historia ha llevado solo a buscar elementos atractivos para la población sin importar el cómo.
Sinceramente me siento bastante frutrado por este tipo de hechos, que se seguirán repitiendo, el problema no es el hecho de que se repita, porque si tuviéramos una población culta en historia la gente sabría distinguir que es lo real y que es lo ficción, pero el problema esue no es asi.. y la gente se cree lo primero que ve y hace correr la vox populi.. y eso es lo que hay que detener.
Desde este blog, un historiador enfurecido en búsuqeda de un poco de sentido común en nuestra industria televisiva.
Héctor Linares,
Graduado en Historia por la Universidad Autónoma de Madrid.