Islam y mentiras.

Publicado el 23 septiembre 2014 por Torrens

No me extraña que al Estado Islámico de Irán y Siria le vayan tan bien las cosas porque los que deberían defendernos de ellos actúan con absoluta dejadez y se limitan a tirar cuatro bombas, que además con frecuencia eliminan a civiles que los yihadistas utilizan de escudo.

La pasada semana se produjo un ejemplo más de la profunda estupidez occidental. Cuarenta y seis turcos que habían sido secuestrados por los yihadistas en su consulado en Mosul fueron liberados sin rescate, y el gobierno turco afirmó que no participaría absolutamente en nada en la coalición que se ha formado para bombardear al ejercito del Estado Islámico, porque su negativa es una contrapartida por la liberación de los secuestrados, y aparentemente todos han tragado. Esto lo afirma un gobierno que no ha perdido contacto con sus ciudadanos secuestrados mientras estaban en poder de los yihadistas, que los han tratado excepcionalmente bien, al contrario que los demás a los que no tratan sino que los matan, gobierno además del que ya está probado que hace de intermediario en las ventas de petróleo de los campos ocupados por los yihadistas, que se estima les proporcionan tres millones de dólares diarios que por supuesto se gastan en armas, y para acabar de demostrar en qué bando están, el sábado 20, en la frontera con Siria la policía y el ejercito turcos reprimieron muy duramente a unos jóvenes refugiados kurdos porque querían regresar a Siria para unirse a las fuerzas kurdas que luchan contra el Estado Islámico, mientras al tiempo impedían que refugiados que huían de los salvajes para salvar la vida entrasen en Turquía. Si a esto añadimos que no ha habido ni la más mínima reacción ante la evidencia de que Qatar financia a los salvajes, a pesar de los muchos intereses que los qataríes tienen en Europa (incluyendo al Barça, por cierto), y que, aparte acciones policiales, no hacen nada por controlar el mensaje radical de muchas mezquitas, que es por donde tenían que haber empezado hace mucho tiempo, está claro que el día menos pensado nos encontraremos a un tipo vestido de negro con un cuchillo en la mano en la puerta de casa, sin saber cómo ha llegado hasta ahí.

Mientras tanto los buenistas siguen empeñados en demostrar que el Islam es más pacífico que el budismo a pesar de los inmensos ejemplos actuales e históricos que demuestran que en su versión radical es no solo la religión, sino la ideología más agresiva y destructiva del mundo, mucho peor que comunismos soviéticos y nazismos.

La lista de ejemplos de esta sarta de mentiras sería larga, pero difícilmente se podrá encontrar un caso más extraordinario de ignorancia y/o caradura que la entrevista publicada en el periódico Ara del domingo 21, en catalán, en que Antoni Bassas trata el tema yihadismo con  Dolors Bramón profesora de lenguas semíticas de la Universidad de Barcelona y, según ella afirma, profunda conocedora del Islam. A continuación reproduzco alguno de sus comentarios traducidos al castellano, comentarios que como ocurre siempre con estos promotores del Islam a cualquier precio, en esta entrevista también deja bien claro que los que decimos la verdad sobre el Islam somos una pandilla de indeseables ignorantes:

Islam y degüellos no pueden ir del brazo. Islam y terrorismo, Islam y bombas, no pueden ir del brazo. Es imposible, el Islam no predica lo que ellos (yihadistas) hacen”. Es cierto, no lo predica, lo ordena, que es mucho más eficaz.

No encontrará en todo el Corán nada que diga que la mujer debe ir tapada”. También es cierto, el Corán no dice que debe ir tapada, pero sí que solo puede mostrar su cara y sus manos, pero lo más divertido son las razones que da. Según esta profunda conocedora del Islam, en el siglo VII la gente dormía desnuda y lo único que pretende Mahoma es que al levantarse las mujeres se protejan de las inclemencias del tiempo, nada que ver, según la experta, con la ignominiosa mantilla que durante siglos han tenido que vestir las mujeres cristianas.

En el Corán la Yihad no permite matar viejos, ni niños, ni enfermos mentales o crónicos, ni ciegos, ni monjes, ni hombres de religión, ni comerciantes, ni agricultores. No se pueden quemar cosechas, ni se pueden cortar árboles, ni se pueden matar animales excepto para alimentar al ejercito que combate, …y por lo tanto llamar yihad al terrorismo es equivocarse y pervertir el Islam”. Una vez más se le olvida mencionar que estas bondades quedan reservadas para musulmanes, por eso y a lo largo de la historia, cuando los musulmanes han luchado entre ellos lo hacen de forma y manera cada vez más extremadamente civilizada. Por cierto, me encanta lo de que no se pueden cortar árboles, en Arabia Saudita por ejemplo.

Después de explicar los inicios del conflicto sucesorio entre chiitas y sunitas en el siglo VII después de la muerte de Mahoma de forma no ya pacífica sino de cuento de hadas, silenciando, por supuesto la muerte en combate del yerno de Mahoma, primer líder chiita, dice “Siempre he pensado que la principal causa de la gran división entre chiitas y sunitas fue la intervención occidental. Antes no había enfrentamiento alguno, no se sabía quién era sunita y quien chiita, y ahora sí”. De este comentario saco dos conclusiones, primera, que soy sumamente inteligente y tengo unas dotes de observación y deducción a nivel casi inhumano porque quizás no supe ver el conflicto latente y oculto entre musulmanes en mi primer viaje a Oriente Medio, pero al segundo ya supe quienes eran los sunitas y los chiitas y conocí la historia del cuento de hadas que inició su separación, aunque en una versión un poco más violenta que como la cuenta la señora Bramón, y la segunda es que la tal señora en realidad padece una islamofobia de cuidado porque afirma que los musulmanes tardaron 14 siglos, y tuvieron que llegar los occidentales para que se enterasen de que la razón por la que se han estado matando unos a otros todo este tiempo, fue una pequeña bronca familiar entre suegros y yernos que no pasó de un cuento de hadas.