Islandia enseña filosofía a sus niños a partir de los 3 años

Por Jmburson @jmburson
Filosofía para niños en Islandia

Durante los últimos seis años, el centro preescolar Foldaborg de Reykiavik, Islandia, ha ejecutado un programa de dos años de duración para niños de 3 a 6 años de edad, inspirado en las ideas del profesor Matthew Lipman: Filosofía para Niños. El programa fue diseñado para ayudar a los niños pequeños a practicar y desarrollar su capacidad de involucrarse en investigaciones, debates y discusiones. El punto de partida original era proveer a los más pequeños con medios para la resolución de conflictos entre ellos.

Entre los objetivos incluidos figuraban: el aumento del respeto del niño hacia los demás; establecimiento de mejores relaciones entre ellos, favorecer los pensamientos creativos y críticos entre ellos; mejora de la capacidad de entenderse a sí mismos; aumento del respeto por las opiniones de otros. Este artículo expone la fase de preparación para la introducción del programa, su funcionamiento y algunos de sus primeros resultados.

El programa se basa en un conjunto específico de narraciones o cuentos, acordes a la edad de los niños, sobre sucesos cotidianos en su vida. El argumento de la narración suscita cuestiones filosóficas expresadas en el lenguaje común de los niños y en la forma en que suelen tratar los temas e ideas. El primer paso es compartir una historia o relato en una clase leyéndola en voz alta. Después, el maestro pide comentarios y preguntas, y los niños eligen un aspecto de la historia relevante para ellos y que realmente les interesa profundizar. El eje central del trabajo es el debate que se crea entre los niños, que el maestro ha ayudado a generar y estimular mediante preguntas la búsqueda de respuestas entre los niños.

Es fácil que el debate se desvíe del objetivo perseguido, así que el maestro deberá mantenerlo dentro de los “cánones de la indagación filosófica”. En efecto, ello implica directrices y reglas que deben ser explicadas y razonadas a los niños, descifradas en detalle y mostrándoles cómo son respetadas (o no). Estas directrices y reglas incluyen mantener el tema en cuestión sobre debate, cuestionarse supuestos, dar razones a favor de opiniones o ideas, relacionarlas con las de otros niños, etcétera.

El programa es flexible; por ejemplo, las historias pueden ser escritas de nuevo (o surgir nuevas) para adecuarse a las realidades físicas y localmente culturales; y el manual sirve como orientación y no como un libro de instrucciones.