Islandia: Visitando Reykjavík

Por Juldavs

El primer día decidimos quedarnos en Reykjavík, capital de Islandia y punto de inicio de nuestra aventura, para conocer un poco la ciudad, sus habitantes, sus costumbres y planificar los siguientes días.

Reykjavík es una ciudad que transmite un aire de tranquilidad y paz con sus calles normalmente solitarias. Destaca su aire puro y se respira la naturaleza por todos los lados. Supongo que por algo tiene la fama de ser la capital más limpia y atractiva del mundo.

El centro urbano está formado de un pequeño casco antiguo con sus casas de estilo colonial y las fachadas repletas de colorido. No es una zona muy grande, por lo que puede recorrerse tranquilamente a pie disfrutando de la ciudad, sus bares, restaurantes, pubs, cafeterías y comercios.

El casco antiguo se extiende a orillas del lago Tjörn o Tjörnin.

Se dice que recibe agua caliente de un manantial geotérmico y por eso no se hiela en invierno. Pero al visitarlo en junio,  no pudimos comprobarlo aunque sí disfrutamos de gran cantidad y variedad de aves. Es un lugar ideal para descansar, pasear y dar de comer a los patos, jejeje.

Cerca del Tjörnin podemos encontrar la Catedral o Hallgrímskirkja. De estilo modernista y neogótica resulta un edificio impresionante, con una torre en forma de aguja de 75m visible desde casi toda la ciudad. Construida entre 1948 y 1986,  fue realizada en honor a Hallgrímur Pétursson uno de los más conocidos reverendos locales y actualmente es el principal icono de la ciudad.

Ideada por el arquitecto Gudjon Samuelson, da la sensación de estar totalmente hecha con formaciones volcánicas de basalto. A sus pies, podemos encontrar la estatua de Leifur Eíiksson, hijo de Eric el Rojo, descubridor de Groenlandia.

Reykjavík es también una ciudad moderna y cosmopolita dónde el uso de la tarjeta de crédito está tan extendido, que incluso un triste café, lo puedes pagar con visa como si fuera lo mas normal del mundo. Por ejemplo, puedes pasar todas tus vacaciones en Islandia sin la necesidad de llevar encima la Corona Islandesa.  Pero a mi personalmente, me gusta disponer de cash si estoy en un país fuera del euro. Creo que es parte de la gracia del viaje, familiarizarse con su moneda, así que saque algo de efectivo de un cajero de la ciudad.

Junto a la zona de la bahía nos encontramos con 'La Barca del sol' del artista Jón Gunnar Arnarson, que recrea de forma estilizada la típica forma de un drakkar vikingo.

Es una escultura muy curiosa y punto fotográfico casi obligado para cualquier visitante de la ciudad. Así que aparte de echarle unas fotillos, no pude resistirme a subirme a ella, jejeje

En el puerto, es fácil encontrar varias empresas dedicadas al avistamiento de ballenas y frailecillos para los turistas. Así que decidimos contratar a Puffin Express y lanzarnos a la aventura mar abierto.

Desgraciadamente el avistamiento de ballenas resultó ser más un 'circo' que otra cosa. Varios barcos repletos de turistas persiguiendo ballenas mar abierto como gilipollas, mientras el capitán micro en mano, explicaba que tipo de ballena se había visto a lo lejos. Así que excepto pasar mucho frío, fue un fraude bastante caro del que conseguí salvar algunas fotos gracias a mi 18-200. Pero bueno, ahora puedo decir que me he paseado por uno de los mares nórdicos que sin duda es toda una experiencia.

Por la tarde teníamos otro tour en barco para ver frailecillos, pero como ya había aprendido la lección por la mañana, antes pasé por una tienda a comprar un gorro y unos guantes (los míos se me olvidaron en Barcelona). Quizás pasaría frío, pero esta vez no tendría las manos congeladas mientras hacia fotos.

Uno de los motivos de visitar Islandia siempre fue ver frailecillos y en el tour llegamos a verlos, aunque de lejos pues la colonia estaba en Akurey, un islote rocoso donde el barco no podía acercase.

Pero estaba contenta, había visto unos cuantos de lejos y estaba segura que en muy poco tiempo, tendría la oportunidad de observarlos de mucho más cerca.

Terminaba así el primer día, también habíamos visitado varias veces la oficina de turismo para textualmente preguntar donde teníamos que ir para poder pasear entre frailecillos, jejeje. Tras la cara de sorpresa de la chica (supongo que no suelen preguntarle esas cosas), nos informó donde había la colonia más grande, en una pequeña isla al sur de Islandia que días más tarde tendríamos el gusto de visitar.

Próxima parada 'La península de Snæfellsnes' donde Julio Verne se inspiró para su famoso libro 'Viaje al centro de la Tierra'.