Este artículo es para defender la labor de Yolanda Álvarez y la libertad de prensa.
Ya sé que hay más violencia soterrada y más guerras declaradas que no salen en las noticias. Algunos conflictos y guerras han aparecido en las noticias pero de un día para otro, ha aparecido otro conflicto más mediático que los ha hecho invisibles para los medios de comunicación. Desde el secuestro por la secta islámica Boko Haram de 200 niñas en Nigeria que sigue sin resolverse, a la guerra entre Ucrania y los separatistas pro-rusos.
De la misma forma, las guerras civiles de Siria e Iraq siguen causando numerosos muertos a diario pero desgraciadamente tan solo aparecen en los medios en forma de breve. Únicamente vuelven a ser “noticiables” cuando afectan a intereses occidentales.
Pero también hay situaciones de violencia en algunos países que causan muchas víctimas sin ser un conflicto abierto. Son conflictos soterrados como el narcotráfico en México y el enfrentamiento entre el gobierno de Maduro y la oposición en Venezuela. No tienen un inicio claro, los combatientes no están bien definidos pero la población civil sufre la violencia como en una guerra declarada.
Sin embargo, hay un conflicto muy mediático que día sí, día no, aparece en nuestras pantallas. Se trata del conflicto Israel-Palestina. Es una guerra muy simbólica y con muchos vértices. Tiene una gran importancia a nivel religioso (judíos, cristianos y musulmanes), a nivel político (dada la importancia del lobby judío en Estados Unidos y de Palestina dentro del mundo islámico), a nivel económico (venta de armas) a nivel geoestratégico pues Israel hace de tapón rodeado de estados islámicos e incluso a nivel sentimental (el Holocausto). También es simbólico desde el momento en que Palestina es el pequeño país, pobre y mal armado que representa al mundo islámico e Israel es el país rico, bien organizado, moderno y bien armado que representa al mundo occidental judeo-cristiano. Simbolizan la lucha de David (Palestina) contra Goliath (Israel) ahora con los papeles cambiados.
Es un conflicto con tantas aristas que se tiende a simplificar y confundir el todo con lo mayoritario. Pues ni todos los palestinos son de Hamás, no todos los judíos viven en Israel, es más, no todos los israelís son judíos. Esta historia tiene muchos matices que habitualmente son poco y mal explicados. Así, ni todos los israelís quieren mantener la guerra con los palestinos, ni todos los palestinos combaten contra Israel mediante el uso del terror.
De la misma manera que hay que evitar confundir el todo con lo mayoritario, también hay que vigilar con el concepto de terrorismo. De esta manera, es igual de condenable el terrorismo perpetuado por un palestino que pertrechado con un chaleco de bombas se suicida en una plaza pública israelí que cuando el ejército israelí bombardea la indefensa población civil palestina perpetuando terrorismo de estado. Ambas son manifestaciones son igualmente terrorismo y de la misma forma, condenables.
Actualmente, las guerras no se ganan en el campo de batalla, sino que se ganan desgastando a la retaguardia y dejándola sin recursos pero especialmente se ganan en el terreno mediático. Es vital controlar los medios de comunicación y ponerlos de tu parte. Israel, está acostumbrada a controlar los medios gracias a la gran importancia del lobby judío y al sentimiento de culpa que tienen los estados occidentales debido al Holocausto. Quieras o no, en Occidente se tiene sentimiento de culpa por lo que hicieron los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Pero de la misma manera, los palestinos también hacen uso de los medios de comunicación aunque sin la potencia de los israelís.
Y toda esta introducción, viene en relación a la reprobación de la reportera de TVE Yolanda Álvarez. Todo empezó cuando la portavoz de la Embajada israelí en España, Hamutal Rogel, criticó en Facebook y Twitter la labor desarrollada por la reportera en Gaza durante el conflicto. Parece ser que la reportera no cuenta las cosas que ocurren en Gaza como a Israel le gusta. Es lo último en censura. Ejercer la libertad de prensa y la libertad de expresión es utilizado como arma de guerra por Israel, así de claro.
Y por supuesto, han conseguido lo que querían, pues la reportera ha sido enviada de nuevo a Jerusalén no sea que vuelva a malmeter y decir la verdad.