Roberto Hernández Montoya
En Gaza. Y sin recibir un tiro.Claro que hubo misiles palestinos caseros y desesperados, pero solo les valieron ataques desproporcionados de alta tecnología, que causaron unas 150 muertes de personas desarmadas. Se le rajaron Inglaterra, Egipto y EUA. Chomsky tiene razón: solo la opinión pública puede con el Imperio. Era hollywoodensemente insoportable.
Hay mucho en común entre la ultraderecha venezolana y la pandilla sionazi. Dirigentes ultraderechistas venezolanos acudieron ha poco a Israel a dar y recibir apoyo.
La ultraderecha insurreccional ha causado destrozos en Venezuela, desde el Golpe de 2002 hasta el estrés postraumático electoral. Muertos, heridos, pérdida de millardos de dólares, aumento del desempleo, afectación del PIB, zozobra, miedo, terror, pánico, violencia, agresiones a periodistas, maltrato sistemático a mujeres de la prensa pública. No solo no le sirven para nada al país, sino que dañan a su propia gente. No ejercen ningún acto que favorezca nada ni a nadie. No pegan una. Y encima son arrogantes. Mira los resultados.
En Gaza otra vez David ni siquiera lanzó una pedrada. Es que el Imperio y sus sacristanes usan la guerra solo como potlatch de armamento: la idea es derrochar armas, no vencer (ver potlatch aquí: http://j.mp/UpjHzb). Es más, no les conviene triunfar, porque entonces cesa el potlatch. El complejo industrial-militar que denunció Eisenhower se ha expandido a varios países, que también crean guerras para dilapidar pertrechos.
Producen tragedias, y no solo son las víctimas humanas, sino la devastación de bienes.
Había 30.000 soldados israelíes listos para asaltar Gaza. ¿Para qué? Ya durante la Operación Plomo Fundido de 2009 la ocupación terrestre fue un fracaso. Esas ocupaciones en los laberintos moros son arduas, cuando no imposibles. Entonces ¿qué se proponen? ¿Una «Solución Final»? Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis perpetraron la que llamaron «Solución Final del Problema Judío», la Endlösung der Judenfrage, que consistió, lo sabemos, en el exterminio de unos seis millones de personas, en una catástrofe humana solo superada por la «destrucción de las Indias» descrita por Bartolomé de las Casas, en que murieron varias decenas de millones de indígenas.
Fracasaron. Por ahora.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com