Llegaron a la fiesta a poner orden, pero algo se torció. Y acabaron sancionados, claro. Suspendidos de su cargo mientras se investiga el caso. Las fuerzas armadas declaran que el incidente “es de la máxima gravedad” y que los soldados implicados “deberán aclarar las causas”.
No es para menos, háganse la idea: Hebrón, o sea, Cisjordania, Palestina. Unos jóvenes palestinos de fiesta en un local nocturno (algunas fuentes hablan de fiesta ilegal) y una patrulla de soldados israelíes perfectamente armados entra al local. Quien no conozca la noticia y haya leído hasta aquí –incluyendo lo de “la máxima gravedad” – ya imagina el final: lágrimas, sangre, heridos, algún muerto. Lo normal en estos casos, rutina en Tierra (demasiado) Santa. Lo siguiente es que unos hablen de provocación y otros de un uso desproporcionado de la fuerza y víctimas inocentes.
Pero quien conozca la noticia sabe que no es nada de eso. En los telediarios e internet hemos podido ver el video colgado en youtube que recoge la polémica escena: todos juntos bailando el Gangnam Style como si no hubiera un mañana. Y puede que por eso, precisamente, lo haya.
No soy un ingenuo, cualquiera se da cuenta de que los muchachos de uniforme podrían haber causado una desgracia. Los ingredientes están: uno de los lugares más tensos del planeta, odio racial y religioso y cuentas pendientes por ambas partes. Un ambiente caldeado, el enemigo entra armado, uno habla de más, otro decide que, como lleva un arma, puede vacilarle a alguien y ese alguien decide que a él no le vacila ni dios, (Yehová, Alá o como se llame), nervios, miedo… En fin, que aquello podía haber acabado como el rosario de la aurora, pero más sangriento. Ya que lo de llevar armas va con uno de los oficios más antiguos del mundo y no parece que eso vaya a cambiar, las reglas y protocolos militares están para algo y probablemente salvan vidas cada día. Así que la sanción a esos militares entra dentro de la lógica de las cosas, y no creo que nadie les libre de ella.
Pero qué quieren que les diga, la actuación tan poco profesional de esos soldados me parece, y creo que no soy el único, un rayo de esperanza; una de las mejores noticias de los últimos días. Y por eso la destaco aquí, de vuelta al teclado con mi leve depresión postvacacional de todos los años (y que no falte).
Así que benditos amateurs, estos muchachos. Porque lo que a veces se olvida es que las armas no son peligrosas, el peligro lo tiene quien la empuña y quienes le rodean. En aquel momento, tanto para los palestinos fiesteros como para los soldados israelíes con ganas de olvidar por un rato un conflicto eterno, el uniforme no era una amenaza y las armas eran solo un trozo de metal muy molesto para bailar como se debe el Gangnam Style. Sin premios de por medio, estos jóvenes, soldados y civiles, implantaron la paz a golpe de tecno-dance-rap, o como se diga. Bailando y cantando.
Pero eso no ha gustado en el ejército israelí e imagino que tampoco en determinados círculos palestinos, más partidarios del gangman style que del éxito del surcoreano PSY. Mientras los responsables políticos de ambos bandos se reúnen para escupirse sus muertos, estos chavales bailan juntos. En lugar de castigarles, deberían asesorar a los comités, subcomités, comisiones y demás (es un modo de vida) que se ocupan de negociar; y tal vez así nos acercaríamos a la paz. Eso me lleva a pensar que en muchos conflictos lo que falla es que los que negocian y los que combaten deberían cambiar los papeles, al menos por un día.
Quienes tenemos una edad estamos más que saturados de imágenes de matanzas, violencia y represión en aquellas tierras. Así a bote pronto recuerdo otras que todavía me estremecen. Y una vez que tanto el ejército israelí como los palestinos exportan una cara más amable, se crea polémica y aparecen expedientes y castigos. Un video como ese inventado por expertos en comunicación viral hubiera sido de premio. Lanza un mensaje muy potente: que con buena voluntad y pequeños gestos como este hay esperanza de solución a un conflicto interminable. Que tal vez los jóvenes están cansados de guerra y prefieren bailar juntos.
Ahhh,vale, ahora lo pillo.
*Imagen de entrada sacada de la web de La Vanguardia, cuya noticia está enlazada en el texto.