Desde hace un par de meses, estamos asistiendo a la enésima piedra en el camino de la estabilidad europea. Y para alimentar los tópicos, que sin duda corren por la Europa del norte, la inestabilidad proviene del Mediterráneo. Primero asistimos a la inestabilidad creada en Grecia debido a que su sistema electoral hizo imposible, en medio de la profunda crisis, la formación de un gobierno estable, lo que abocó a los griegos a unas segundas elecciones. Su sistema electoral, tan añorado por algunas plataformas españolas por instaurar un sistema más justo y proporcional, propiciaron la entrada de neocomunistas y fascistas en un peligroso ejercicio de polarización política en detrimento del centro. Hoy Italia corre el mismo peligro de verse abocada a unas segundas elecciones, más después de cómo la elección del Presidente de República ha fagocitado al líder del Partido Democrático (PD) y vencedor por la mínima de las elecciones legislativas Pier Luigi Bersani.El calvario de Bersani comenzó el mismo día de recuento de los votos al ganar por la mínima en la Cámara de Diputados y no obtener una mayoría clara en el Senado, lo que le obligaría a pactar para obtener el cargo de Primer Ministro.La irresponsabilidad de Bersani fue pensar que las primarias que le confirmaron en el liderato del PD iban a ser suficiente para llevarle al Palazzo Chigi. Pero se enfrentaba con el absurdo electorado italiano que fue desinflando sus perspectivas ante las bufonadas del movimiento anti político del payaso Beppe Grillo y el populismo chabacano de Silvio Berlusconi. Bersani se abstuvo de prometer nada que no estuviera en condiciones de cumplir, lo que estaría bien para ser elegido PM de Austria o Dinamarca, pero en Italia desinflaron sus apoyos electorales.
Desde hace un par de meses, estamos asistiendo a la enésima piedra en el camino de la estabilidad europea. Y para alimentar los tópicos, que sin duda corren por la Europa del norte, la inestabilidad proviene del Mediterráneo. Primero asistimos a la inestabilidad creada en Grecia debido a que su sistema electoral hizo imposible, en medio de la profunda crisis, la formación de un gobierno estable, lo que abocó a los griegos a unas segundas elecciones. Su sistema electoral, tan añorado por algunas plataformas españolas por instaurar un sistema más justo y proporcional, propiciaron la entrada de neocomunistas y fascistas en un peligroso ejercicio de polarización política en detrimento del centro. Hoy Italia corre el mismo peligro de verse abocada a unas segundas elecciones, más después de cómo la elección del Presidente de República ha fagocitado al líder del Partido Democrático (PD) y vencedor por la mínima de las elecciones legislativas Pier Luigi Bersani.El calvario de Bersani comenzó el mismo día de recuento de los votos al ganar por la mínima en la Cámara de Diputados y no obtener una mayoría clara en el Senado, lo que le obligaría a pactar para obtener el cargo de Primer Ministro.La irresponsabilidad de Bersani fue pensar que las primarias que le confirmaron en el liderato del PD iban a ser suficiente para llevarle al Palazzo Chigi. Pero se enfrentaba con el absurdo electorado italiano que fue desinflando sus perspectivas ante las bufonadas del movimiento anti político del payaso Beppe Grillo y el populismo chabacano de Silvio Berlusconi. Bersani se abstuvo de prometer nada que no estuviera en condiciones de cumplir, lo que estaría bien para ser elegido PM de Austria o Dinamarca, pero en Italia desinflaron sus apoyos electorales.