El cine Italiano, siempre deja huellas, es humano, trata las pasiones con una intensidad desligada de artificios, no se avergüenza ni de los altos ni de los "bajos" instintos, ni se redime de algo que es consustancial a todos los mortales. Así cuándo en el Cine Italiano, Mastroiani llora, lo hace sin filtros. La frágil y desmejorada imagen de todo un latín lover pasa a un segundo plano, prevalece el drama, la pasión, el hombre. O cuando hacen el amor, o simplemente la escena solo busca sexo: los jadeos, el sudor y el cenit del orgasmo es trasladado al espectador con absoluto descaro y provocación.
Ni que decir tiene que el mundo de las ideas, los asuntos políticos, la filosofía es tratada con igual pasión y entrega, nadie podrá olvidar aquella estremecedora y soberbia película antifascista, NOVECENTO.
Han sido muchas maravillas las creadas por estos magos del cine, películas que han pasado a la Historia del Cine, que muchas veces viene a decir nuestra propia historia: El Evangelio según San Mateo de Pasolini, Muerte en Venecia de Luchino Visconti, y tantas otras.
Tampoco se puede olvidar que mientras todo eso ocurría, nosotros en España estábamos en plena transición, un país sumergido en el cine de José Sacristán y José Luís López Vázquez. Nuestra sociedad estaba a años luz de este derroche de sensualidad y provocación.
La música que acompaña, pertenece a NINE, un film basado en 8 1/2.