“En la vida hay quien te enseña a triunfar y quien te enseña a fracasar”
Porque se lanzó a hablarnos de su escritura, y del triángulo que debe sustentar cualquier obra literaria, un triángulo formado por las emociones, que suelen estar provocadas por algún conflicto o problema y que dan paso a la palabra, porque el ser humano siente desde siempre la necesidad de transmitirle a otro esa emoción y ese problema. Un triángulo, por tanto, que es la base de la comunicación, y que regaló a los estudiantes para que sean conscientes de que todo se puede aprender en la vida, y de que es saludable y necesario dudar de todo y rebatir aquello con lo que no se esté de acuerdo.
Y se fue, dejándonos un aura inolvidable de complicidad.