IV Semi-maratón de vinos

Por Capitan_rabano @pardeguindillas
Hoy es viernes, ayer fue jueves?, sí, creo que sí… entonces el día anterior fue miércoles, miércoles 23 de noviembre de 2011… ¡ah, claro!, ¡la noche de la IV semi-maratón de vinos de Vinofilia!... si es que.. ¡en qué andaría yo pensando!.
Y es que últimamente no sé dónde tengo la cabeza, entre las cosas de la vida fuera del blog y los eventos blogueros empiezo a no dar abasto.
Bien, al grano.
Pues sí, pues sí, antesdeayer tuvo lugar este maravilloso evento en un lugar único y digo bien, único porque no hay más, ya que se llevó a cabo en la residencia del embajador francés en España, un sitio que además de único es increíble, un oasis de verdor en medio de una de las zonas más exclusivas de Madrid.
¿Y de dónde viene el nombre de semi-maratón?, sencillo, una maratón consiste en correr 42 Km, una semi en correr 21, pues por pura lógica una semi-maratón de vinos consiste en un evento en el que se muestran para nuestra cata y disfrute… ¡21 vinos!.
Y allí que nos presentamos, ¿cómo íbamos a perdernos un acontecimiento así?.
 

De entrada, destacar la amabilidad de los organizadores y de los presentes. En un salón se habían habilitado mesas con diferentes vinos y alimentos para acompañar (que no maridar), de modo que si seguías el orden lógico propuesto por la organización la velada comenzaba por un champagne y una degustación de ostras.

A continuación pasabas a los vinos alsacianos y los Sauternes para acompañarlos con chocolate y un maravilloso foie.



El siguiente paso era con vinos de Burdeos y a su lado un maestro de pocas palabras y hábiles manos cortando jamón.


Con el paladar endurecido aparecían vinos de Teruel y argentinos. Entre esta mesa y la última con vinos del Languedoc, había una mesa en la que había que armarse de paciencia para degustar una pequeña tabla de quesos franceses.

En resumen, un evento estupendo, en un entorno único en el que los organizadores pusieron todo tipo de facilidades para que nos sintiésemos como en nuestra propia casa y que no era otra cosa que una casa, la del señor embajador francés.