Los conceptos nutricionistas y gastronómicos no los voy a discutir, no soy ni nutricionista ni chef, pero si puedo referirme a la reacción desmedida de la sociedad peruana, inmediatamente los “líderes de opinión” salieron a través de las redes sociales, blogs y prensa a poner su grito en el cielo, la indignación comenzó a expandirse por el Perú y por los peruanos como un virus desatado sin cura y es que la comida peruana se ha convertido en un tema nacional, un tema de orgullo, un tema de patriotismo, donde quien ose decir que no le gusta se convierte automáticamente en “traidor a la patria”.
Este chovinismo efervescente en el Perú no hace más que cofundir los verdaderos valores patrióticos y nacionalistas de la sociedad peruana, no puedes sentirte orgulloso de algo sin saber en realidad como se percibe en el extranjero, por ejemplo, mexicanos, chinos, japoneses y franceses tendrían más motivos que nosotros para exhibir su orgullo culinario; un taco, un arroz frito, un sushi y un filet mignon, son platos conocidos a nivel mundial, en cada ciudad cosmopolita del mundo puedes encontrar un restaurante dedicado exclusivamente a sushi o restaurantes de comida china, todos ellos difundidos ampliamente y conocidos hasta por la mente más ignorante, claro, gastronómicamente hablando.
Y es este chovinismo el que no permite ver los verdaderos problemas de fondo, los verdaderos problemas que son los que mantienen al Perú y a su sociedad sumidos en el tercer mundo, puede haber un alto crecimiento económico, puedes tener dinero en el bolsillo para pasearte por el mundo, pero de que sirve esto si no eres capaz de rescatar lo bueno, si no eres capaz de sacarte de la cabeza clichés que no te permiten ver la realidad, si no eres capaz de indignarte de la misma manera cuando un político es corrupto o cuando se impone la famosa “pendejada”.
De que vale inflarte el pecho si no eres capaz de reconocer que nuestra sociedad “copia” y no es capaz de “crear”, de que vale inflarte el pecho si cuando sales al extranjero te chocas con la triste realidad de que el tan afamado “boom” de la comida peruana mora solo en las mentes peruanas como si nos hubieran programado como autómatas para repetir a diario ¡Qué buena es la comida peruana!
A mi me encanta la comida peruana, pero soy conciente de que no es lo famosa que todos creen, soy conciente que los restaurantes peruanos en el extranjero dejan mucho que desear y que no existe profesionalismo en quienes invierten en este rubro, por eso quizás que muchos restaurantes peruanos nacen y tienen una corta vida y solo se mantienen aquellos “huariques” que han logrado cautivar a esos nostálgicos peruanos que aún viven añorando sus sabores originales.
Es cierto lo que dice Thays cuando grafica el ejemplo de la comida china, quizás el día que existan franquicias de comida peruana elaborada de tal manera que pueda hacerse masivo su consumo y que esté en boca de todos, quizás ese día podamos hablar con orgullo de nuestra comida, mientras tanto sigamos disfrutando de un buen lomo saltado o un buen ceviche alimentando nuestros chovinistas sueños de opio.