Hoy se inicia el Ramadán y muchos miembros de partidos de izquierda lo han aprovechado para rendir homenaje al Islam, aparentemente para ellos la única religión de amor y paz que merece ser respetada.
Sobre el judaísmo ni me extiendo porque para la izquierda de hoy la simple mención de los judíos es una buena razón para organizar una manifestación, pero con los cristianos la cosa todavía es más divertida.
De entrada aclararé que soy católico no practicante y totalmente convencido de la bondad del laicismo: que cada cual practique la religión que quiera sin molestar a los demás y sin intentar imponérsela. Y precisamente por eso cada vez entiendo menos a la izquierda paraislámica.
Hace ya unos días que Ada Colau y su alcalde accidental Gerardo Pisarello (que más que accidental yo lo calificaría directamente de accidente) felicitaron a los musulmanes residentes en Barcelona, algo que no solo no han hecho nunca en las fechas especiales de otras religiones, sino que con los cristianos, largamente mayoritarios en la ciudad, hace más de un año tuvieron el bonito detalle de que una poetisa plagiadora recitase nada menos que en el Saló de Cent un Padrenuestro sumamente irreverente que podía haber sido recitado en miles de lugares de la ciudad mucho más apropiados que el salón principal del Ayuntamiento. Por cierto, el Ramadán no es una fiesta como la Navidad sino un período de penitencia y sacrificio que no se felicita, y si se quiere felicitar algo se espera a la celebración del “Aid el Fitr”, el fin del ayuno.
En las fechas anteriores de la Semana Santa Pedro Sánchez manifestó su desacuerdo con tanta celebración cristiana en lugares públicos y ante la tontería de las banderas a media asta exigió que España sea de verdad un Estado laico. Hace pocos días, con motivo del Ramadán y seguramente para demostrar como NO se pone en práctica el Estado laico, tomo el té con cierto número de imanes en una mezquita de Madrid, y publicó un tuit con el texto “Un gran abrazo a toda la ciudadanía de confesión musulmana, en especial a la española, en este mes de reflexión y solidaridad.”. Una vez más, que yo sepa nunca ha hecho nada similar con otras religiones.
Los de la CUP no han querido ser menos en el festival islámico de la izquierda y, de acuerdo con su opinión más musulmana que el Islam, han sido una vez más sumamente críticos con las feministas que rechazan el hábito del burka porque según ellos prohibirlo supone estigmatizar a las mujeres musulmanas añadiendo que la prenda islámica no atenta contra los derechos de las mujeres y debe ser respetada. Estoy loco por ver a Anna Gabriel y Eulalia Reguant enfundadas en el burka, aunque en realidad será no verlas.
Estos días se ha producido un hecho que demuestra hasta qué punto la izquierda está poseída por el Islam.
El nuevo y joven obispo de Solsona hizo un comentario sobre la homosexualidad que por supuesto se podía haber ahorrado pero que era de lo más suave y no era insultante como los varios que han soltado otros obispos. Se limitó a afirmar que quizás la homosexualidad aumenta debido a que en la sociedad occidental la figura paterna se difumina. Se puede estar o no de acuerdo pero no es una barbaridad como para reaccionar con un rechazo ruidoso y agresivo de la izquierda y el acoso cercano a la violencia, pintadas, pedradas, rotura de cristales, etc. como lo han estado haciendo los grupos LGTB que incluso en Tárrega acosaron al obispo hasta el extremo que precisó protección policial. Hubiese estado bien que después de acosar al obispo se hubiesen acercado a la mezquita de Tárrega, la mayor de la provincia de Lleida inaugurada en 2016, y le hubiesen dado muy peor trato porque un letrero prohíbe la entrada a homosexuales y otros LGTB, y pertenece a una religión que no solo los considera un pecado como la cristiana sino que por exigencia coránica los maltrata y los mata de mil maneras distintas, de las que últimamente en Oriente Medio se esta poniendo de moda subirlos a un edificio alto y tirarlos al vacío desde el último piso. ¿Será que a los LGTB les gusta volar y por eso lo agradecen?.
Toda esta izquierda tan islámica demuestra ignorancia y toneladas de tontería porque si investigasen solo un poco se enterarían que para el Islam radical el socialismo y el comunismo son ideologías demoníacas porque pretenden cambiar la estructura social que es voluntad de Ala. Ya puestos a investigar podrían enterarse de lo que les ocurrió a los mujaidines comunistas que desde Siria y Egipto dieron muchísimos dolores de cabeza a los israelíes en los años 70, hasta que después de la caída del muro de Berlín, y sin el apoyo de la URSS los fueron liquidando… en su propia casa y a manos de sus vecinos musulmanes radicales.