Tenia ganas de hacer un jabón de manteca de Karité sin ningún otro aceite extra adicional. Así que manos a la obra, un jabón muy, muy sencillito pero con un gran poder: aceite de oliva, aceite de coco y manteca de Karité, nada más y nada menos. Pero este jabón es especial pues la manteca de Karité que utilicé es sin refinar y de origen orgánico. Os pongo una foto de las dos mantecas que uso, la blanca es refinada, y la mas oscura como de color marfil o vainilla es sin refinada.
Las dos tienen un olor característico, mas fuerte la orgánica que la refinada y las dos son estupendas para la piel: ayuda a protegerla de las radiaciones UVB y UVA, en anti-irritante lo que es muy conveniente para pieles que enrojecen con facilidad, con tendencia alérgica, tiene una gran capacidad hidratante y emoliente, para pieles secas es ideal y adecuada para la piel en climas de frío extremo. Además de muchas otras propiedades, la manteca de karité es no comedogénica esto quiere decir que no bloquea los poros de la piel.
¿Por qué elegir entre una u otra? solo es una cuestión de pureza por así decirlo.