Jacob Barnett

Publicado el 26 abril 2011 por Alejandropumarino

Capaz de resolver puzzles de cinco mil piezas a los tres años de edad o de asimilar clases de astrofísica en la universidad con doce, este muchacho tiene un cociente intelectual de ciento setenta, superior al del Einstein, por poner un ejemplo. A los ocho años llevaba a cabo estudios superiores y poco más que de bebé, era capaz de recitar el número pi con doscientos dígitos.

El muchacho está diagnosticado de síndrome de Asperger, una suerte de autismo que no cursa, evidentemente, con trastornos del aprendizaje, ni del habla, diferenciándose de otras formas de este tipo de procesos. Quienes lo padecen tienen una inteligencia normal o superior a la normal, desarrollando frecuentemente, habilidades específicas.

En este mismo espacio se publicó hace tiempo, un comentario sobre la teoría del podado neuronal, que no experimentaban los esquizofrénicos, de modo que, en cuanto a complejidad, parecía tener más conexiones el cerebro de un loco que el de un cuerdo. Si, como en este caso, una especie de autismo sitúa a un chaval de doce años terminando los estudios superiores, más que nunca deberemos de preguntarnos quienes son los mentalmente sanos. El conocimiento real y profundo del cerebro de un psicótico resulta prácticamente imposible, mientras las especiales capacidades de personas como los Down con cálculos matemáticos y cuadros como el de Jacob Barnett, nos hacen creer que la locura puede ser otra forma de libertad.