El inteligente, imaginativo y aventurero personaje de "la Máquina Pensante" fue creado por el escritor y periodista norteamericano Jacques Heath Futrelle (1875-1912). Este tuvo la desgracia de morir con apenas 37 años en la tragedia del transatlántico Titanic, acaecida el 15 de abril de 1912.
Su esposa, Lily May Peel, que también era escritora, como él, y con la cual tuvo dos hijos, también viajaba en el Titanic. Parece ser que aquella aciaga noche, Futrelle tuvo que llegar al punto de forzar a su mujer a que entrase en uno de los botes salvavidas. Ella nos ha dejado el testimonio de la última vez que vio a su esposo. Futrelle estaba en la cubierta del barco, fumando un cigarrillo, al lado del célebre hombre de negocios, John J. Astor.
Futrelle es conocido, sobre todo, como ya he citado, por ser el creador del profesor Augustus S. F. X. Van Dusen, vaya nombre, eh, nada menos. Al profesor Van Dusen le llaman "la Máquina Pensante" por su extraordinaria inteligencia, por su capacidad para resolver los más intrincados problemas de índole policial (y no solo de este tipo) y por el ingenio que despliega en cada una de sus acciones. Al profesor Van Dusen le asiste, acompaña y narra sus aventuras el joven periodista Hutchinson Hatch, una suerte de Watson del mundillo del periodismo, en quien tal vez debamos ver un trasunto del propio Jacques Futrelle.
La narración toma como punto de partida una discusión entre dos hombres de ciencia, el Dr. Charles Ransome y el señor Alfred Fielding, que sostienen que ciertas cosas son imposibles para el ser humano, a lo que Van Dusen, un poco petulante, en palabras del narrador, replica que "Nada es imposible. La mente es dueña de todo. Cuando la ciencia reconozca este hecho, se habrá avanzado mucho" (p. 70 de la edición que cito).
A partir de ahí, la discusión deriva en las palabras del Dr. Ransome hacia el hipotético caso de una celda donde se encierra a los condenados a muerte y de la que sea casi imposible escapar.
El Dr. Ransome desafía a "la Máquina Pensante": "Si usted está encerrado en esa celda, ¿podría escaparse?", a lo que Van Dusen replica que sí, por supuesto. El resto lo componen la apuesta, los preparativos del desafío, la imposibilidad de que el preso se comunique, el acuerdo con el alcaide de una prisión para que en ella sea internado Van Dusen, etc.
Todo lo que el lector pueda imaginar es poco, aunque el lector ya imaginará, por lógica narrativa, que Van Dusen logra escapar de la celda pero ¿cómo lo consigue? Hasta aquí puedo deciros sobre la trama de esta historia, para no matar vuestra curiosidad hacia ella y hacia otras que podáis conseguir con este personaje idea de la pluma de Futrelle.
En la introducción de esta maravillosa aventura de fuga, tan sorprendente como lógica y posible (no crea el lector en que Futrelle resuelve la apuesta con una solución descabellada) el periodista H. Hatch nos describe al curioso personaje de Van Dusen de esta manera: "Era un Ph. D., un LL.D., un F.R.S., un M.D. y un M.D.S." (más siglas a añadir a su raro nombre, ¿verdad?) Y prosigue diciendo: "Era delgado, con los hombros flacos y caídos del estudioso y la palidez de la vida sedentaria y de reclusión en su rostro afeitado. Sus ojos tenían un perpetuo estrabismo, propio de un hombre que estudia cosas pequeñas [...]. Por encima de sus ojos estaba su rasgo más impresionante: una frente alta y ancha, casi anormal por su altura y amplitud, coronada por una pesada mata de pelo rubio y enmarañado. Todo se conjuraba para darle una personalidad peculiar, casi grotesca" (p. 69).
Futrelle fue un hombre muy ingenioso, aventurero y un buen cronista de la sociedad de su época. Su contribución al género policial es más que destacable. Muchos han incluido al personaje del profesor Van Dusen y a esta aventura suya en particular entre las 100 mejores narraciones del género policial del siglo XX. Es un puesto más que merecido y es una lectura agradable que os recomiendo vivamente. Incluso a vuestros hijos les gustará.
Gracias por vuestra atención, amigos. Que Dios os bendiga, os libre de todo mal y Nuestra Señora os proteja siempre. Hasta muy pronto.