Nos encontramos en el interior de un hermoso palacio en lo alto de la montaña, rodeado de altas murallas defensivas de más de 15 kilómetros, con salones exquisitos construidos con valiosos materiales traídos de lejanos lugares del mundo, habitaciones ocultas para un vulgar mortal donde los placeres terrenales son el pan de cada día, elefantas como medio de transporte, monos con apariencia humana que hacen reír a los vigías o encantadores de serpientes que asombran a la población con sus cobras de anteojos.
La trama cinematográfica y los espacios de grabación ya los tenemos ahora sólo hace falta encontrar a los protagonistas.