Jaka...así le llamo desde aquel día que conté en parte que le había robado una perra abandonada a las calles de La Pintana. Ese día, no se si por tanto nombre que he puesto, no se me ocurría como ponerle, y en mi página de facebook, pedí que me ayudaran, hubo muchos nombres lindos, pero entre todos ellos elegí "Jaka" por el significado que tiene en aimará, Silvia Anex quién lo puso dijo que significa vida, me gustó por lo mismo, creo que sacarla de la calle es devolverle la vida. Aquí comienza el retorno de una perra abandonada a la vida.
En una de mis visitas a terreno por un sector de la Pintana, particularmente en una calle que de Blanco no tiene nada, mi vista se detiene en algo que está no se si caminando o arrastrándose. Me detengo para ver lo que estoy viendo. Es un perro poodle en estado de abandono avanzado, sarna y desnutrición, pelado. No es capaz de poder sus huesos para caminar, lo hace casi en cuclillas.
El sector no es bueno, temo bajarme, pero lo hago con la intención de darle alimento y tal vez si lo logro, remedio. Pasa una señora y le pregunto si sabe de quién es?...no, me responde. Sale otra persona de los departamentos, realizo la misma pregunta, y mas comunícativo me dice que pregunte a su vecino, que es de ellos parece. Al verme con la jeringa en la mano, me dice si la pienso matar, que lo haga no mas, que son un cacho los perros así. La ira se me empieza a subir a la cabeza, y con mucha paciencia le explico que es una perra fina, que lo que yo quiero es conversar con su dueño para dejarle las dosis, enseñarle como se hace el tratamiento para que la perra se sane. La perra me mira, su cara es demasiado expresiva, la pena la inunda.
En eso sale el supuesto vecino enojado, le pregunto en forma casi temerosa por la perra, a lo que me responde esta porquería de perra no es mía, haciendo los gestos de pegarle patadas, me pongo en el medio y se la quito para darle comida. La pequeña tiene mucha hambre, come y come sin mirar a nadie, mas que come, traga. Luego sale la señora del hombre y me habla peste de la perra, como si la perra tuviera la culpa de estar en las condiciones en que se encuentra. Trato de volver a explicarle que es una perra fina, vieja por lo que se ve, a lo que me responde que va a ser fina esa cagá de perra, y apunta hacia unos perros quiltros grandes que intentan quitarle la comida a lo que me dice, estos son mis perros. Se dan media vuelta y se entran. Quedo pensativa, si yo me voy que será de esta perra después que coma. Voy al auto, arreglo un lugar, y decidida le digo a quien me acompaña, me la llevo, no la puedo dejar aquí, de seguro esta gente es capaz de matarla. Me mira con ojos asombrados, un leve movimiento de cabeza, en son de enojo, pero me acepta.
Subo a la perra al auto en dirección a mi casa.
Ella busca un lugar donde no le de frío.
Su cuerpo delgado, desnutrido, el pellejo pegado a sus huesos, no deja de tiritar.
El día está nublado y muy frío.
No dejo de pensar en lo que se me viene, ya lo hice, tengo que apechugar como siempre lo he hecho. Nadie me manda, me meto solita en cada forro.
El cansancio quizás de caminar y caminar en busca de comida, mordida por otros perros, las patadas de la gente, los piedrazos de los niños, la tensión de no dormir en un lugar adecuado, la vence, ella baja su cabeza cansada y se duerme.
No dejo de observarla, da pena ver su piel rosada, en partes ploma como la piel de elefante, seca, quebradiza, hajada, dura, sin pelo, su desnutrición se le nota en cada rollito de piel que se le hace. Como habrá sufrido!. Yo la miro, y ella duerme, hasta llega a roncar. Temo que esté enferma mas enferma de lo que la veo. Es raro su sonido, está resfríada me digo. La experiencia sirve, ser madre también.
Mis lágrimas comienzan a caer, soy tonta por los poodles, el olor que lleva es fuerte, como si se hubiera revolcado en la feca de los caballos, tendré que hacer un trabajo de joyería, voy pensando, en que llegaré a la casa, como siempre lo primero es meterla a darse un baño, da lo mismo si es o no sanitario, lo importante es bañarla a como de lugar, es necesario quitar la suciedad de su piel lo que mas pueda.
Son años de hacer lo mismo en estas condiciones, tal vez nunca lo haya contado en un escrito, y si lo estoy haciendo ahora es para que quienes caen en discriminar un perro en estas condiciones, demostrarles con el tiempo que están equivocados, un perro así no debería sufrir abandono nunca, siempre hay que darle una oportunidad, me lo enseñó la vida a través de las experiencias recopiladas durante años.
No es primera vez que una perra en estas circunstancias hace la entrada en mi hogar. La anterior fue la Catalina, en similares condiciones. La pobre Jaka, se entrega a mi con miedo, le duelen las heridas.
Siento el gran problema de limitar a mis perros al forzarlos obligadamente sin salir al jardín, además de protegerlos de alguna enfermedad contagiosa que pueda traer el nuevo huésped. Decido entonces dejarla en el antejardín. Mis perros no podrán salir mientras ella no esté bien. Estaran limitados, pero ellos comprenderan, me digo, les explicaré y sonrío. Dicho y hecho. Solo serán unos meses, trato de darme ánimo yo misma para continuar.
Llego a casa, la bajo del auto, ella camina todo el lugar, traigo lo necesario para cortarle su pelo.
Comienzo.
Ella se deja, mientras con sumo cuidado voy cortando su pelo lentamente a tijeras para no hacerle daño, van apareciendo las llagas mas gruesas, sangre, al dolor me tira tarascones, y en lo que lo está haciendo me fijo en sus dientes, solo se le notan los superiores, imagino que no tiene los dientes de abajo, me acerco a su hocico para revisarle y me encuentro con esto.
Me sorprende ver sus dientes, imaginé al verla que era una perra viejita, me encuentro que no debe tener mas de cuatro años, lo sorprendente es ver sus dientes inferiores con una capa de pelos apermazados, que no la deja masticar, ni siquiera cerrar su mandíbula, trato de sacarselos con mi mano, pero le duele demasiado, sale sangre y por primera vez intenta morderme. Dejo de hacerlo, le hablo, le canto, le converso en señal me tome confianza, la dejo suelta un rato mientras entro a casa, mis perros están inquietos, haciéndome la lesa me voy directo a prender el califont, doy el agua tibia. Me devuelvo al jardín a buscarla, parece con temor, la tomo entre mis manos y llevo a bañarse. El agua está rica, justa para que no le duela su piel desnuda y herida. Comienzo a jabonarla, ella se deja como si siempre hubiera estado acostumbrada a bañarse. Vuelvo a revisar su hociquito con la intención de remojar el pelo que tiene. Lo consigo, logro sacarle gran parte del pelo en sus encías, algo sangran, ella continúa ahí mirándome. Sobre su nariz tiene un cototito, tal vez de una patada o un tumor. Reviso sus patitas, y me encuentro que en cada pata solo tiene cuatro dedos, eso me llama la atención. Es extraño encontrar una perra con cuatro dedos en las patitas delanteras. Vacío sus glandulas anales, tiene el corte de cola perfecto de una perra fina. Entonces pienso, que es una perra poodle legítima, tiene su trufa negra negra, le cortaron el quinto dedo de sus patas delanteras, y su colita perfecta en dimensión. Esta perra fue comprada en criadero, tal vez se la robaron a alguien que la amaba de verdad.
Miro sus ojos, la tristeza es enorme. No me cabe en si tanta tristeza en sus ojos, recuerdo el día que mis padres partieron, otra vez, intento refregar su piel con el máximo cuidado. No puedo comprender tal abandono en una perra que por su raza es indefensa ante las magnitudes de las calles. No deja de tiritar, me apuro en secarla rapido con toallas, luego con aire tibio. La pequeña se deja, empieza a sentirse algo en confianza. Mi voz suena como tonta tratando de alegrarle un poco el baño y el comienzo de su estadía. Ríanse no mas, pero es la mejor manera de ganarse un perro. Veánla aquí, terminando su baño.
Luego del baño, preparé el comienzo de su tratamiento, ella se dejó hacer todo lo necesario, como
si supiera que era por su bien.
Así quedó despues de cortarle el pelito,
su orejita sangraba de tanto limpiarla, no quise dejarla pelada pelada por temor a que le diera mas frío. Busqué un chaleco con chiporro, y se lo puse.
Creo que por primera vez en mucho tiempo, ese día 12.8.11, durmió tranquila, segura, con guatita llena, casita, y camita con guatero. Estuvo dentro de su casita escondida varios días, y mas encima el frío enorme que hizo, menos salía de su guatero calentito. Solo lo hacía para comer, orinar y defecar diarreas. El lavado de todo el sector es a diario. Por suerte hubo lluvia.
El cambio de chalecos es a diario para protegerla del frío, y lo peor desechable. Tengo que ir pensando en ponerme hacer capitas abrigadoras para cuando esté bien, abaratar costos, jajaja, y le toque su segundo corte. Uf...quiero mas tiempo para mas. Apenas gemía.
Hubo muchas personas que después de ver el reportaje, llamaron para preguntar por ella, pero nadie dijo yo la quiero adoptar. Es un trabajo lento poder recuperarla, vamos que se puede.
Al día de hoy, responde favorablemente al tratamiento, ha engordado su buen poco, le hace chupete a las pastas, está afirmando su guatita, ya camina, salta, tiene un ladrido finísimo de perrita toy siendo enana, de repente se siente dueña del jardín cuando pasa el cartero o la basura, ella muy prisca lleva el pandero para cuidar.
Así está hoy, se levanta y se pone a tomar sol, ha engordado, su carita comienza a cambiar, hasta su mirada es mas dulce, noten que hasta sabe sonreir. Me da pena ver sus patitas arrugadas aun, rosadas gris.
Hacemos lo que se puede, bajo nuestro alcance.
¿Que haces tu por nuestros hermanos menores?
Creo tanto en Dios, que se que cada lágrima derramada, me la devolverá en cien sonrisas, verla hoy, ya para mi es un premio. Hay que seguir.
Esta historia continuará.
Marcela Opazo
Los perros del camino?... son todos aquellos que de una u otra manera estando perdidos o abandonados, Dios los pone en mi camino cuando paso...y algo me dice: tienes que detenerte, no puedes seguir...