James Joyce | Música de cámara
Mi amor entre los manzanos
vestido está ligeramente,donde los joviales aires
más quieren correr acompañados.
Allí, por donde los vientos joviales
se quedan cortejando a las nuevas hojasque pasan, mi amor va lentamente,
inclinándose a su sombra en la yerba.
Y por donde el cielo es copa
de claro azul sobre riente tierra,mi amor va ligeramente, sosteniéndose
el vestido con delicada mano.
¿Quién va por el verde bosque
mientras adorna la primavera?¿Quién por el alegre bosque verde
va haciéndole más alegre?
¿Quién pasa a la luz del sol
por sendas que conocen el leve paso?¿Quién pasa a la dulce luz del sol
con semblante tan virginal?
Los caminos de todo el bosque
fulguran con dorada y suave llama.¿Para quién todo el soleado bosque
lleva tan airoso atuendo?
Es por mi sincero amor
que los bosques visten rico ropaje.Es por mi muy sincero amor,
que es tan joven y claro.
Fresco es ahora el valle
y hasta él iremos, amor,que muchos coros cantan
donde una vez fue el amor.
¿No oyes los zorzales cómo nos llaman,
nos llaman desde allí?
Oh, fresco y agradable es el valle,
y allí, amor, nos quedaremos.
Oigo un ejército acometiendo la Tierra
y el trueno de caballos encabritándose,la espuma alrededor de sus rodillas.
Arrogantes, como negras armaduras,
detrás de aquellos, desdeñando las riendas,
sacudiendo látigos están los aurigas.
A la noche gritan su nombre de guerra:
en sueños gimo cuando distanteoigo sus risas de torbellino.
Y rajan las tinieblas del sueño,
llama cegante, resonando,
resonando el corazón como sobre un yunque.
Llegan sacudiendo en triunfo el largo
pelo verde: saliendo del marcorren dando vueltas por la costa.
Corazón mío, entonces, ¿no tienes sabiduría
y por eso te desesperas? Amor,
amor, amor, ¿por qué solo me has dejado?