A ver, por si no habéis oído hablar de ella, os pongo al día.
Jane Gloriana Villanueva es una chica que tiene las cosas muy claras: está muy bien con su novio, Michael, que además respeta el que no quiera perder la virginidad hasta el matrimonio (promesa que hizo siendo niña gracias a su abuela); tiene un trabajo con el que se está pagando los estudios de magisterio, los cuales está terminando. Vamos, que Jane tiene una vida muy organizada... hasta que un día va al ginecólogo a hacerse una revisión y acaba siendo inseminada porque la doctora tiene un mal día.
Agarraos que ahora vienen curvas. El esperma es de Rafael Solano, el dueño del hotel donde Jane trabaja y con el que tuvo un momento antes de empezar la universidad. Rafael está casado con Petra, que ha querido inseminarse para afianzar un matrimonio que hace aguas. Pero, encima, resulta que Rafael tuvo cáncer y ya no puede tener más hijos, así que dicha muestra es su única oportunidad. ¿Queréis más? Pues resulta que la ginecóloga de Jane, la que lo lía todo, es la hermana de Rafael... que encima mantiene una aventura con su madrastra.
Y, a todo esto, Michael (el novio de Jane, ¿recordáis?) es policía y está siguiendo la pista a un terrible criminal, Sin rostro, que parece que tiene una conexión importante con el hotel de Rafael.
Bueno, la voz en off lo habría hecho mejor, pero bueno yo ni me aproximo a su molonidad.
La cuestión es que, aunque parezca mentira, ni siquiera os he contado la mitad del episodio piloto y, aunque parezca un lío, no lo es. Y es que Jane the Virgin es como una mezcla de homenaje a las telenovelas y una coña de las mismas, así que tenemos mucho giro loco, mucho sentimiento y puteferio fino, pero muy bien contado, en especial por la épica voz en off que nos va contando la historia de Jane y cía. Así, Jane the Virgin es tan divertida como tierna, sobre todo porque tiene mucho corazón y unos personajes geniales.
Porque, encima, aunque los personajes están basados en estereotipos telenovelescos (la heroína, el galán, el tercero en discordia, la mala...) todos ellos se alejan de los clichés y acaban sorprendiendo y resultando muy humanos, a pesar de cumplir con ese rol tan propio de una telenovela. Así, por ejemplo, Jane es la heroína y es buena y generosa y está envuelta en un triángulo amoroso, pero ni es idiota, ni una petarda y desde luego no peca de ser tonta por pasarse de buena. Por todo eso es muy sencillo el comprar la serie, el que te verdad te interese el embarazo de Jane, sus rollos románticos y familiares.
De hecho, creo que el triángulo amoroso de Jane the Virgin es uno de los mejores que he visto nunca.
Bien. Si habéis llegado hasta aquí y no habéis visto la serie, pues dejad de leer y aprovechar que ya estamos finiquitando las temporadas para darle una oportunidad. Porque ahora me toca hablar de ese maravilloso final de temporada que se marcaron y que lo tuvo todo, por lo que habrá spoilers, que una tiene que desahogarse y alabar en condiciones.
Como iba diciendo, el triángulo entre Jane y sus dos pretendientes, Rafael y Michael, ha sido una de las tramas más importantes de la temporada y, además, ha estado tan bien escrito que las reacciones de Jane no sólo eran humanas, sino muy comprensibles. Pese a ciertos vaivenes, era facilísimo estar siempre de parte de Jane porque su comportamiento era normal, lógico y desde luego no parecía la típica petarda que va de uno en otro y tiro porque me toca.
Porque las dudas que va desarrollando Jane son muy normales, sobre todo tal y como fueron dando información y escenas. Ella estaba con Michael, pero la conexión con Rafael era poderosa (no sólo fue un flechazo que la marcó, sino que está embarazada de su hijo) y se va enamorando de él, lo que hace que deje a Michael para ser justa con él. Pero, claro, esto es una telenovela y hay que liar las cosas, así que tocaba que Jane volviera a tener dudas sobre su decisión y, de nuevo, era muy comprensible. Rafael no era perfecto, ambos ven la vida de forma muy distinta y, encima, empezaron a mostrar flashbacks de Michael y Jane estando juntos.
Y yo he de admitir que fue precisamente con los flashbacks cuando el galán oficial me perdió. Sé que la serie está claramente orientada a que triunfe el team Rafael, lo sé, pero poco a poco no he podido evitar caer rendida ante Michael.
Por un lado, Rafael me parece que es tan soso como guapo es el actor. Yo no sé si es que Justin Baldoni tiene el carisma de una alcachofa, si es que no es demasiado buen actor o si es que Rafael Solano es un sinsorgas, pero salvo momentos puntuales (el primer beso o la proposición) no he terminado de comprar su posición de galán y de enamorado de Jane. De hecho, ni siquiera me parece que encaje bien con la familia de Jane, como si estuvieran en dos series distintos. Mientras que en el caso de Brett Dier me creo lo sumamente enamorado que está de Jane (creo que no he visto escena más bonita que el flashback del primer “te quiero”) y, encima, cuando lo mezclan con las Villanueva y Rogelio sí que funciona bien, sobre todo con éste último.
Por otro, Michael para ser un tercero en discordia se ha comportado con una clase y una decencia que me ha sorprendido, sobre todo si tenemos en cuenta que al principio parecía que iba a ser un chungo de narices. Pero no. Ha estado ahí para Jane, ha luchado con ella con honor y sin ser tonto y, de verdad, ahora mismo compraría el que Jane decidiera volver con él, sobre todo tras este último tramo en el que Rafael ha sido un lerdo de narices, por mucho que estuviera hecho polvo.
Habrá que ver de cara a la segunda temporada cómo evoluciona el triángulo, aunque espero que siga estando tan bien escrito como ahora. En serio, muchos guionistas deberían aprender de Jane the Virgin porque, pese a ser un triángulo amoroso, ningún personaje era odioso y la protagonista salía reforzada de él. Así sí.
Y si en el plano sentimental Jane the Virgin se ha quedado interesante, en el telenovelesco ni os cuento. Yo no sé con qué flipé más: si con Sin Rostro (grandeza fue el giro de su identidad, aunque ahora ya no vaya a fiarme de Bridget Regan en la vida, un poco encasillada en ser una psicópata que a priori parece inofensiva) llevándose a nuestro Matelio (si Rogelio propuso el mote, para mí va a misa) o con Petra con el corazón roto por la “traición” de Rafael y haciéndose con una segunda muestra de su esperma que ha aparecido en el momento propicio, como buena telenovela que estamos viendo.
Lo menos interesante, al menos a priori, fue el hecho de que Xiomara y Rogelio se casaran, pero las escenas fueron tan divertidas (sobre todo ese despertar con el glorioso "hoy es un buen día para ser Rogelio") que compensa. Habrá que ver cómo resuelven esta trama, que seguro que sorprende, como todo lo que han ido haciendo en Jane the Virgin.
Eso sí, y ya para acabar, me toca darles un pequeño tirón de orejas. Y es que como, ante todo, es una serie muy amable, no terminan de aprovechar el potencial de los secundarios, sobre todo de los de carácter antagónico. Lachlan, Andy, Sin Rostro, la madre de Petra, Milos... todos ellos vienen y van como se les antoja a los guionistas y remueven la situación un poquito nada más. No sé, a veces me quedo con las ganas de que la líen pardísima, aunque, bueno, visto el secuestro del pobre Matelio, no sé si al fin tirarán a arriesgarse más o seguirán con el tono amable.
Y, por cierto, para entretenernos hasta que Jane y cía vuelvan en septiembre/octubre: ¿bajo qué rostro se esconderá ahora Sin rostro, valga la redundancia? Porque a mí esa cuestión me tiene súper loca y no dejo de darle vueltas.