En este cuarto Lp, sin contar el recopilatorio, su sonido ya está pulido, las guitarras están en un segundo plano, casi inexistentes, y su mezcla entre sintético, con roces Roxy Music, un glam muy tardío, esa tecnología celestial, ese toque Cool, unido a la imágen un tanto andrógena del estupendo cantante y músico que es David Sylvian, hacen un disco ensoñador, distinguido y para escuchar de etiqueta.
Músicos magistrales, (¡Dios mío como sonaba ese bajo!), supieron elaborar melodías fantásticas y tal vez un pasito por delante de los demás, ya que me atrevería a decir que los sonidos de este disco aún tardaron uno o dos años en sonar de forma cotidiana en las emisoras vía ABC o Duran Duran por ejemplo. Estos últimos le deben gran parte del sonido de sus dos primeros discos, con esos sonidos electrónicos que parecían un helicóptero entrando y saliendo de su música.
El título y la portada te hacen mirar el disco de otra manera, y da la sensación de que no debes de cojerlo si estás con camiseta y pantalones vaqueros ¡Por favor, un poquito de compostura! porque te enfrentas ante algo con un sonido perfecto, todo donde debería de estar, ni más ni menos.
Para el que crea que la máquinas son frías, que escuche el disco y después me dice si piensa lo mismo.
Todos son buenísimos temas, pero mi debilidad es Nightporter con piano de Satie por todos los lados, es decir, minimalista, sencillo, pero certero y apasionado.
Disco imprescindible para la electrónica de todos los tiempos, puede que no esté entre los cien primeros, pero sigue siendo imprescindible.
Uno de los mejores grupos de la decada de los 80.
Adios, me voy corriendo a poner el frack, que voy a escuchar el disco.
gentlemen