La crisis nuclear de Fukushima Dai-ichi sigue provocando dolores de cabeza al gobierno nipón y el terremoto de 7,4 grados de hoy fue un recordatorio de que aún no puede concentrarse en la atención a la víctimas del terremoto y tsunami del pasado 11 de marzo. Cerca de 200.000 refugiados por el tsunami no pueden valerse por sí mismos dado que lo perdieron todo. Otros 100.000 refugiadospor la radiación nuclear de Fukushima aumenta la tensión en el país. Para colmo, la Comisión Reguladora Nuclear (NRC) de Estados Unidos, dijo ayer que hay indicios de derretimiento de los núcleos de los reactores, y que la radiación está contaminando fuertemente el agua del mar.
La contaminación de las aguas es el problema que más afecta a Japón, dado que los países vecinos han reclamado justificadamente por el vaciado de tres millones de galones de agua contaminada con radiación al océano pacífico. Este hecho demuestra que ni Tepto ni el gobierno nipón contaban con un plan de emergencia en caso de que se desatara una catástrofe como la ocurrida. Todo se ha improvisado dejando en muy mal pie los conceptos de la calidad productiva nipones. Será el gobierno finalmente quien deberá asumir sus responsabilidades públicas en esta materia, dando cuenta de la cruel paradoja de que un catástrofe natural como lo fue el terremoto y que merece todo el apoyo solidario del mundo, esté provocando una auténtica catástrofe humana como los vertidos de radiación al océano que provoca todo el rechazo del mundo. Habrá que ver por qué Japón, con la enorme capacidad industrial que posee, no desarrolló los reactores de torio que son menos contaminantes y peligrosos que los reactores de uranio. ¿Habrá sido una imposición de Estados Unidos?Una mirada no convencional al neoliberalismo y la globalización