Si Cataluña no es España, desde luego se le parece bastante. Antaño encarnación de las mejores virtudes, hoy Cataluña parece el escaparate de los peores vicios patrios. Corrupción endémica, atomización política y estancamiento parlamentario entre otros. Este domingo, el partido asambleario anticapitalista CUP ha acabado con la legislatura antes de que empiece al darle el no definitivo a la investidura de Artur Mas. Ahora parece que la parálisis institucional es todo responsabilidad de las CUP que con poco más de trescientos mil votos tenían en jaque a todo el parlamento autonómico. Pero nada más lejos de la verdad. La situación de parálisis de Cataluña tiene largo recorrido y un solo responsable con nombres y apellidos: Artur Mas i Gavarró.
Si Cataluña no es España, desde luego se le parece bastante. Antaño encarnación de las mejores virtudes, hoy Cataluña parece el escaparate de los peores vicios patrios. Corrupción endémica, atomización política y estancamiento parlamentario entre otros. Este domingo, el partido asambleario anticapitalista CUP ha acabado con la legislatura antes de que empiece al darle el no definitivo a la investidura de Artur Mas. Ahora parece que la parálisis institucional es todo responsabilidad de las CUP que con poco más de trescientos mil votos tenían en jaque a todo el parlamento autonómico. Pero nada más lejos de la verdad. La situación de parálisis de Cataluña tiene largo recorrido y un solo responsable con nombres y apellidos: Artur Mas i Gavarró.