Jardín Massey en Tarbes

Por Mteresatrilla
Tarbes es una bonita ciudad del sur de Francia situada a las puertas del Parque Nacional de los Pirineos. Es capital del departamento de los Altos Pirineos y su vez, capital de la comarca histórica de Bigorre.Ciudad elegante, calles comerciales animadas, grandes plazas, fuentes y jardines.Desde siempre ha estado vinculada al mundo del caballo, con una de las caballerizas más importantes del país, creadas en 1806 por Napoleón I y donde se cría la raza anglo-árabe.En Tarbes también se puede visitar la casa natal del mariscal Foch, quien fue el comandante jefe de los ejércitos Aliados durante la I Guerra Mundial, transformada hoy en museo. Estas y otras muchas actividades pueden completar una visita a la ciudad, dependiendo, claro está, de lo que busca cada uno cuando llega a un lugar por descubrir.Como ya he comentado en alguna ocasión, cuando viajo a cualquier pueblo o ciudad siempre intento no perderme sus mercados más emblemáticos o un paseo por alguno de sus jardines.A pesar de ser una ciudad con tan sólo unos 100.000 habitantes, Tarbes tiene un jardín público, digno de cualquier gran metrópoli y que nadie a quien le gustan los espacios naturales debería perderse.Así pues, el post de hoy va dedicado al Jardín Massey, cuyo nombre es un homenaje a Placide Massey (1777-1853) el botánico que lo creó y que posteriormente cedió en testamento a su ciudad natal junto al resto de sus propiedades.

Tras realizar los estudios primarios en Tarbes y trabajar como ayudante de farmacia, abandona su ciudad a los 18 años para alistarse en el ejército que deja pocos años después. A partir de entonces, dedica su vida al mundo de la jardinería llegando a ser director de los parques de Versalles,Trianon, Sèvres y St-Cloud. En 1829 y 1852 compra unas tierras en Tarbes con la intención de crear un gran jardín y empieza con las plantaciones de palmeras, cedros del Líbano, secuoyas y demás especies arbóreas exóticas. Además de dedicarse a la ampliación del jardín quiere dotar a su ciudad con un Museo de Historia Natural, haciendo construir en el mismo parque un gran edificio de estilo neo-morisco, con una torre de observación sobre los Pirineos. Cuando muere, a los 75 años de edad, las obras del futuro Museo Massey no están acabadas y se abandona el proyecto durante un largo período. Se trata de un jardín de 11 hectáreas (14 Ha según otras fuentes) de estilo inglés, donde se mezclan grandes espacios verdes con dos lagos, canales y caminos flanqueados por preciosos árboles.


Algunos pavos reales, patos y otras aves han encontrado en el Jardín Massey su hábitat ideal donde se mueven tranquilamente entre niños y columpios. Los pequeños tienen allí su paraíso, ya que además de las zonas de parques infantiles también pueden disfrutar de un mini zoo, con algunos animales domésticos o dar un paseo en el tren turístico o en calesa.
Sorprende encontrar un claustro en medio de árboles y plantas, frente al lago principal. Se trata del claustro gótico parcialmente reconstruido procedente de la Abadía de Saint-Sever-de Rustan, a unos 30 minutos de la ciudad.Esta abadía benedictina se fundó en el mismo lugar donde reposaban los restos de San Severo, un personaje que vivió y evangelizó estas tierras en el siglo IV. La Guerra de los Cien Años lo dañó de forma importante pero fue en 1575 con la ocupación de los hugonotes durante las Guerras de Religión, cuando la abadía fue saqueada e incendiada, los monjes asesinados y se perdieron las reliquias del santo. Unos años más tarde y gracias al entusiasmo del nuevo abad, se empezaron las obras de reconstrucción. El claustro que había sido destruido se substituyó por otro comprado en el convento Trie-sur-Baïse pero en tiempos de la Revolución francesa se acabó la vida monástica en San Sever y los edificios fueron vendidos. El claustro fue vendido en 1890 y trasladado al jardín de Tarbes.
Bordeando el lago se llega al Museo Massey, ubicado en un edificio con claras influencias orientales donde destaca su torre – mirador sobre la cordillera pirenaica. Un “fermé pour travaux” es lo que nos encontramos. Lleva cerrado durante un largo período de 10 años con el fin de reestructurar sus más de 1000m2 y adaptar sus colecciones a las exigencias de cualquier museo moderno, dentro de un vasto programa cultural iniciado por el Ayuntamiento de Tarbes. Sus mejores colecciones son la colección histórica de los húsares, la colección de Bellas Artes de la ciudad y un fondo etnográfico y arqueológico centrado en la vida rural de los habitantes de esta región de los Altos Pirineos. Esta última colección lleva el nombre de “Bigorre et Quatre vallées”.  Con el nombre de húsar era conocida la unidad de caballería ligera cuyo origen se encuentra en Hungría. Con el paso de los años, se convirtieron en tropas de élite luciendo un vistoso uniforme. El Museo Massey tiene más de 15.000 objetos de 400 años de historia que van del siglo XVI al siglo XX y procedentes de 30 países diferentes. Esta fabulosa colección fue iniciada en 1955 por el entonces conservador del Museo, Marcel Boulin, para relacionar la cría del caballo anglo-árabe en Tarbes con la presencia de los regimientos de húsares en la ciudad. Una lástima no poderlos ver.

Un kiosco de música y un invernadero conocido como l’Orangerie completan los elementos arquitectónicos del jardín. El invernadero, coronado con una cúpula semi esférica, se construyó unos años tras la muerte de Placide Massey y es un bello ejemplo de construcción metálica a la moda del siglo XIX para este tipo de edificios. Entre las estatuas que se encuentran en el jardín, no podía faltar la de su creador cuyo busto preside la Escuela Superior de Arte y Cerámica, dentro de las mismas instalaciones.