En la época en que vivía en Brasil y hacía jardines únicamente allí, había algo que me molestaba mucho por como me hacía sentir y que ocurría entre mis compañeros de profesión, era una especie de animadversión que desprendían hacia los demás paisajistas.
Había un sentimiento exagerado de posesión sobre la profesión, sobre el diseño de jardines. Como si solo unos pocos tuvieran derecho a ejercerla.
Al llegar a España y empezar a hacer jardines aquí, creí que esa sensación habia pasado.
Pero estaba bastante equivocada, ya que últimamente casi la noto aquí con mas fuerza aún, de que en aquella época en mi tierra natal.
Entonces, me pregunto lo siguiente: por qué?
Por qué hay que haber enemistad entre colegas de profesión?
Envidias y otros sentimientos tan ajenos a la belleza de lo que hacemos? De lo que tenemos la suerte y el privilegio de poder hacer? Ya que considero que soy una persona bendecida por poder vivir de mi trabajo y que este sea algo que me apasiona tanto.
Acaso no hay jardines para todos? Acaso no hay rincones y más rincones que necesitan del arte de un buen paisajista?
Entonces por qué no unirnos para hacer con que esta profesión sea mas valorada, luchar contra el intrusismo y contra los prejuicios juntos. Pelear por un mayor reconocimiento del trabajo que hacemos, en los demás gremios. Hacer que los que piensan que solo servimos para plantar jardineras, se avergüencen de este tipo de pensamiento.
Hay que unirse y no alejarse o dejarse alejar, por sentimientos que solo nos hacen daño y que nos impiden crear con pasión y con el alma…
Hay que apreciar y admirar el trabajo de los demás porque estos magníficos jardines tienen el poder de hacer que la gente conozca cada vez más el trabajo del paisajista y lo valore mejor. Que lo respeten y entiendan cual es la función que tenemos en este mundo los que hacemos jardines con nuestra alma.
Hay muchos vergeles, rincones abandonados, obras nuevas y antiguas, en resumen, sitios esperando por un toque de magia, un toque que los paisajistas tenemos.
Hay trabajo para todos, cada jardín es un mundo y cada paisajista tiene un estilo distinto, su marca, su esencia. Por dar un ejemplo, los jardines minimalistas no son mis favoritos, y por eso mas de una vez he rechazado hacer un proyecto a una familia que quería este tipo de jardín. Pero cuando tienes una buena relación con los demás paisajistas, puedes tomarte la libertad de recomendar a estos clientes, compañeros de trabajo que sabes que les van a atender mejor que tu.
O incluso alguna vez que haya estado desbordada y ya no podía aceptar a nuevos clientes, sea por razones personales como el final de mi embarazo o el nacimiento de mi hija, o por un exceso de trabajo que suele ocurrir en el ápice de la temporada. En estas ocasiones no encuentro problema alguno en decir honestamente a los que me llaman para que les diseñe sus jardines, que no puedo hacerlo y recomendarles empresas que puedan crearles jardines con un estilo parecido a los míos.
Que problema hay en tener una buena relación con nuestros compañeros de profesión?
Ninguno, en absoluto.
Pienso que siempre debemos dejar la puerta abierta, siempre.
No hay porque dejar que ninguna sombra oscurezca nuestros verdes horizontes…