Hoy me pilló la lluvia cuando paseaba -Él me había dicho, al verme dudar, que no llovería, que había viento, pero se equivocó...-, y el campo se transformó a mi paso como aquel arado sobre el que Jasón sembró los dientes del dragón Cadmo: aunque en vez de soldados, nacían violetas y subía olor esponjoso de tierra mojada.