Jaulas de aire. Arantxa Rochet. Premios Guillermos de Baskerville 2018

Publicado el 24 febrero 2019 por Tomas

Jaulas de aire, publicado por Editorial Torremozas, es una de las tres obras finalistas de los Premios Guillermo de Baskerville 2018 -convocados por Libros Prohibidos- en la categoría de Mejor libro de relatos. Esta reseña de Jaulas de aire forma parte de mi valoración como miembro del jurado en dicha categoría.

SINOPSIS

Siguiendo la mejor tradición de la ciencia-ficción y la distopía futurista, Arantxa Rochet despliega en Jaulas de aire todo un arsenal de historias originales y plenas de significado, que van dibujando la pugna continua entre la libertad individual y las imposiciones sociales que configura el destino de cada uno de nosotros. Optar por la libertad no es fácil y, muchas veces, es simplemente imposible, viene a decirnos Arantxa, y desmenuza este presupuesto en diez historias soberbias, diez relatos que nos conmueven y nos hacen daño. Ahí fuera está la luz del sol pero, ¿de verdad queremos alcanzarla? Escritos con una prosa eficaz y capaz de generar atmósferas líricas que, en ocasiones, recuerdan a Ray Bradbury, estos diez relatos forman un caleidoscopio de miradas y universos, de ideas y emociones en las que nos reconocemos. Un libro espléndido que nos habla de todo eso que el mundo de hoy quiere negar y, sin embargo, no hace más que confirmar un poco más cada día.


Javier Sanarga

LA AUTORA

Arantxa Rochet es periodista y hasta el momento había publicado poemas y microrrelatos en diversas revistas literarias y antologías. Jaulas de aire, el proyecto final de su máster de Narrativa, es su primera obra extensa de ficción, y se trata de un volumen de diez relatos de ciencia-ficción prospectiva que mantienen un nexo común, una marcada unicidad tanto temática, de ambientación y de tono como formal.

Elegir la ciencia-ficción para sus propósitos ha sido un acierto por parte de Rochet. Su intención era reflexionar, con una postura bastante crítica y pesimista, sobre nuestra sociedad actual y sus muchos problemas: el consumismo, la competitividad laboral, la frivolidad de los convencionalismos sociales, el sacrificio de la libertad en aras de una presunta seguridad, la instrumentalización de las relaciones interpersonales, la explotación irracional de los recursos naturales y la vida urbana de espaldas a los ciclos de la Naturaleza...

JAULAS DE AIRE

Ya dijimos muchas veces -y no se trata de repetirse- que la ficción científica es un escenario privilegiado para la sociología, para observarnos y cuestionarnos, y la autora se sirve de tres recursos apropiados: el extrañamiento, la hipérbole y la reducción al absurdo. Además de ubicar sus historias en un futuro próximo, ajeno a nosotros pese a sus evidentes paralelismos con nuestro presente, toma el tema central de cada relato y lo lleva hasta su extremo más exagerado, hasta el surrealismo incluso, de manera que resulta sencillo llegar a la premisa mayor y extraer la conclusión.

Comenzando por el propio título, está cargado de intencionalidad. ¿Existe una cárcel mayor o más efectiva que aquella en la que el recluso permanece por voluntad propia? Una cárcel sin muros ni rejas, una sociedad entera, un mundo al completo convertido en una gigantesca prisión en la que sus habitantes reclaman cada vez más y más seguridad y comodidad, y sacrifican alegremente su libertad personal a cambio. Y donde la voz discordante, por mínima que sea, es rápidamente acallada por la propia multitud, como en el experimento -real o no- de los monos y la escalera.

LOS RELATOS

Los diez relatos son relativamente breves (unas doce páginas de media) y tienen una estructura similar de introducción-nudo-desenlace, donde la conclusión parece precipitarse, a veces de forma brusca, pero donde las historias no quedan cerradas de forma lapidaria, sino que son el punto de partida para la duda y la reflexión.

"Cinco milésimas"

La primera historia resulta impactante y prepara al lector para el tono general que mantendrá todo el volumen. En un mundo en el que los androides han reemplazado a los humanos, B-656 llega cinco milésimas de segundo tarde a trabajar, por lo que es sancionado con el peor de los castigos: convertirse en humano durante 24 horas. El ser humano es falible, lento, torpe, débil en su cuerpo orgánico, está limitado a los trabajos menos cualificados. Sin embargo, conocer a Dorothy le hará dudar sobre las ventajas de la condición robótica y los teóricos inconvenientes de la naturaleza humana. Un relato que por temática recuerda al Stanilaw Lem de Ciberíada o Fábulas de robots, pero cuyo tono y estilo narrativos se acercan mucho más a los de Ray Bradbury.

"Chimenea"

Otra dura mirada a la competitividad laboral, acompañada aquí por el clasismo y la frivolidad de nuestra forma de vida urbana. La protagonista relata en primera persona cómo, por llegar tarde al trabajo, sufre la humillación de ser sustituida durante una jornada por un aspirante. Esto la obliga a convivir con personas a las que desprecia por considerarlas inferiores a ella, y a vivir situaciones inconcebibles como usar transportes públicos. La importancia desmesurada que damos a la ropa aquí se muestra surreal al reducirla al absurdo. La autora comienza también a introducir su particular lenguaje futurista.

"Hogar, seguro hogar"

El relato que mejor ilustra nuestra actual obsesión con la seguridad, y cómo somos capaces de sacrificar nuestra libertad y nuestra felicidad a cambio de sentirnos protegidos. Tot vive, como el resto de sus vecinos, encerrado en su edificio, construido a prueba de luz solar. Habita un mundo devastado por el sol, un páramo postapocalíptico del que solo le protegen las paredes de su edificio. Ahora, su trabajo de vigilante del inmueble le obliga a salir de su casa una vez al día, pero pronto se jubilará y recibirá el premio, el privilegio de no tener que salir nunca más. El final, inesperado y con un giro de 180º, sitúa tanto al protagonista como al lector ante el viejo mito de la caverna.

La intención de este relato es muy similar a la de El peatón, de Bradbury, aunque su tono es ritmo es más vertiginoso, más desquiciado, para transmitir la sensación de vorágine que relata. La protagonista se halla en un centro comercial en el que el consumo es obligatorio. Las mercancías compradas son efímeras, duran apenas unos minutos. La compra es compulsiva, el aspecto debe cambiar continuamente con tintes para pelo y piel y nuevas ropas. De nuevo la hipérbole y la redución al absurdo sirven para para mostrar cuán ridículo es nuestro modo de vida si, como la protagonista, lo observamos desde fuera y nos detenemos a pensarlo. Y también lo difícil que resulta sustraerse a él, no dejarse llevar por la marea.

"Amistad"

Un relato cruel tanto por su desenlace como por su doble crítica: de la hipermercantilización de la sociedad y de la negación de la infancia en la sociedad occidental, esa carrera de sexualización prematura y de competitividad impuesta por los adultos, que padecen en especial las niñas y que es patente en aberraciones como los concursos de belleza infantiles.

La protagonista, Pepsia, es una niña patrocinada. Recibe su nombre de una multinacional, viste siempre con los colores corporativos (azul y blanco) y solo desayuna refresco y galletas de la marca que la patrocina. Un día llega a su colegio Eva, una niña no patrocinada que viste extrañas ropas y se comporta de un modo aún más extraño: es generosa, paciente, amable y no le preocupa el dinero, ni siquiera sabe jugar a la compraventa. El final es un mazazo, subvierte todo lo que se esperaba del relato y lo vuelve aún más amargo.

"Sombra"

La idea tras esta historia es la deshumanización de las ciudades y su transformación en no-lugares, en sitios desabridos, sin personalidad, clónicos, que no se prestan ya a las relaciones interpersonales ni a la convivencia. El narrador es el Constructor Oficial de la Calle 13. Un día encuentra en su calle una casa que no ha sido construida por él y cuyo diseño contradice todos los principios aceptables.

El relato tiene un tono lírico y ligeramente melancólico, en el que hay espacio también para llamar la atención sobre el exceso de medicación que consumimos y la rapidez con la que acudimos a los fármacos (aquí, la felizaína) en busca de felicidad, calma o equilibrio.

"Biointegrada"

Una historia que se asoma a la cara menos esperanzadora del poshumanismo, una mirada a la biotecnología que, sin llegar al grado de sordidez de las naves-mundo tecno-orgánicas de Kameron Hurley en Las estrellas son Legión o a la "nueva carne"de David Cronenberg en Videodrome o eXistenX, se fija en el exceso de integración e interconexión hacia el que camina la domótica. La protagonista diluye la diferencia entre humano y robot adquiriendo una casa orgánica, El Nido, con la que se integrará mediante neurogénesis, un proceso inducido por pastillas.

"Animales"

Un relato que insiste en la desnaturalización de nuestra vida urbana, de la creciente disociación ciudad-naturaleza, de los dos mundos cada vez más ajenos. Aquí vemos un mundo en el que ya no existen animales, de un modo similar al de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick. La aparición de un gato desencadena la acción, que lleva a un tropo clásico de la ciencia-ficción, el citado mito de la caverna, explorado en historias como La fuga de Logan de William F. Nolan o La ciudad subterránea de Suzanne Martel.

"Tierra"

Un tema interesante, tratado antes en historias como la película In Time (Andrew Niccol, 2011), es el de el propio tiempo vital o el propio cuerpo como activo, como moneda de cambio. Una metáfora del capitalismo en su máxima expresión. Aquí, la protagonista invierte toda su renta vital en productos financieros, en una arriesgada operación. El desenlace mueve a la reflexión sobre lo que de verdad resulta importante en la vida, y es una reivindicación de lo orgánico, de lo natural, frente a lo artificioso.

"Respira"

El volumen se cierra con una historia algo más optimista que el resto, en la que se vuelve a tratar la cuestión del consumismo, ahora con la desesperación de que el aire es un bien de consumo, y además excepcionalmente caro. De un modo similar al expuesto en Días para morir en el paraíso, de Jaime Molina García, existe un mercado del aire fuertemente intervenido por la banca y las grandes corporaciones, si bien aquí el final se inclina más por la denuncia de la privatización de los recursos naturales y de las campañas para concienciar al gran público de la legitimidad del espolio. Volvemos, por otra parte, una vez más al mito de la caverna, y esto permite a la autora reconciliarse un poco con el lector, tras un libro tan descorazonador.

CONCLUSIÓN


Jaulas de aire explora muchos de los temas que preocupan a la ciencia-ficción social, y lo hace con acierto. Personalmente me gusta la ciencia-ficción pesimista, la que se recrea en lo peor de la condición humana, las distopías que proyectan en el futuro una versión amplificada de nuestras problemáticas contemporáneas. En este aspecto Jaulas de aire es un libro redondo, si bien esto se puede matizar en otros apartados.


Por una parte, no existe un novum, sino que todas las historias son revisiones de tropos ya tratados por la ficción científica de forma recurrente, en particular el mito de la caverna, que se repite en tres -"Hogar, seguro hogar", "Animales" y "Respira"-. Esto no es negativo: sabemos que existe un número limitado de historias y lo importante es el modo de contarlas. La colección provoca tantas reminiscencias que es imposible listarlas. Hay mucho del Ray Bradbury más cenizo, el del Farenheith 451 o el de relatos como El peatón o El basurero. En el tono general parece colarse tanto el Michael Ende de El espejo en el espejo, por su surrealismo y sus momentos de atmósfera kafkiana, como Philip K. Dick o la cáustica ironía de Fredric Brown. La feroz crítica al consumismo nos retrotrae al Frederick Pohl de Mercaderes del espacio, la deconstrucción de la competitividad y el clasismo va en línea con el J.G. Ballard de Rascacielos.

Por otra, su mayor capacidad de sorpresa se concentra en su primera mitad, en los primeros cinco relatos. A partir de "Sombra" el sentido de la maravilla se apaga ligeramente. Lo cual no quiere decir que Jaulas de aire sea un volumen irregular, pues tanto la únidad temática como los aspectos literario y formal le confieren un carácter muy compacto.

Rochet logra una gran unicidad estética usando un lenguaje propio, que parece propio del futurismo italiano: masstren, rotobus, nicotino, velocina, visiófono, muestrarate, felizaína, eleguía, asfio, áureos... de forma que todos los relatos, con sus diferencias, se reconocen como ambientados en el mismo universo, la misma ciudad -o no-ciudad-, ese no-lugar carente de humanidad, sórdido, frígido, construido de espaldas a la naturaleza, que encierra en vez de albergar, en la que sus habitantes parecen vivir vidas ajenas en vez de su propia existencia.

En lo puramente formal, el estilo es tan depurado que no hay objeción posible -con o sin máster en narrativa, los periodistas acostumbran a superar este apartado sin despeinarse-. Y aunque el volumen vaya perdiendo algo del mordente inicial a medida que transcurre, atenuado el factor sorpresa, mantiene hasta el final la capacidad evocadora, de crear imágenes potentes.

Por lo cual, en conjunto, Jaulas de aire supone un buen debut de Arantxa Rochet en la ficción larga, y muestra un buen conocimiento de la ciencia-ficción social, con un libro que aporta diez buenos relatos al corpus de la ciencia-ficción española.