Nos hemos acostumbrado a juzgar la obra de los escritores, los políticos, los futbolistas, los científicos, los actores y los tertulianos de la tele, por cosas que no tienen nada que ver con su hacer profesional y mucho que ver con lo que la sociedad considera apropiado, honesto, ético, moral, enrollado, guay, o sencillamente chic. La sociedad es caprichosa con sus juicios y se deja arrastrar por rumores o ideas preconcebidas, la sociedad es esa cosa extraña e informe de la que nadie quiere responsabilizarse pero tampoco huir: es muy duro estar solo, tener una opinión distinta, jugar a la contra. Primero observamos el juicio de la gente y luego nos adherimos despreocupadamente a él, cuando el cupo se llena y ya no se puede ser sospechoso.
Rechazar un premio, sobre todo si te lo da un ministerio, parece ser coherente y honesto, o parece ser coherente y honesto si llevas avisando años que no, que los premios no te interesan lo más mínimo. No importa todo lo que hayas aceptado con anterioridad, no importa que tu biografía esté jalonada de grandes premios institucionales. Lo que importa es que llega un momento, en la biografía de todo gran autor, en el que el rechazo debe ser el lenguaje que epate a la sociedad. Curioso que esta etapa llega siempre cuando el autor es sobradamente reconocido, sobradamente agasajado, sobradamente solvente.
Javier Marías ha rechazado el premio nacional de narrativa aduciendo algo así como un prurito de coherencia. Yo solo veo la coherencia en el hecho de que sus grandes referentes (Juan Benet y su padre entre otros) nunca lo recibieron. O sea, que Javier Marías lo que hace es emular a sus maestros.
No creo en las grandes ideas, ni en las categorías absolutas, Platón jugaba al despiste. No puede ser igual de coherente Javier Marías cuando rechaza el nacional de narrativa, que mi primo Manuel, cuando rechaza el concurso de relatos amañado del ayuntamiento de mi pueblo. La coherencia de Javier Marías debería llamarse de otro modo, ignoro cuál.
Lo voy a decir de otra forma: ¿puede presumir el Real Madrid de jugar en primera división? No, el listón del Real Madrid es ganar la Champions todos los años; si el Real Madrid nos dijera en rueda de prensa algo así como “nos mantenemos en primera, fíjense que proeza”, pensaríamos que nos están tomando el pelo. Queremos que el Real Madrid gane la Champions así como queremos que un escritor independiente, honesto y coherente, sea realmente independiente, honesto y coherente, y no se perfume de tal cuando lo crea oportuno.
Los perfumes mas caros van en frasco pequeño: el que acaba de comprarse Marías va sin envase y cuesta 20.000 euros, pero en lugar de echarse colonia, el gran escritor madrileño debería antes darse un buen baño. Por ejemplo: renunciar a su sillón en la academia (institución pública, que se paga con el erario público).
Parece que con estas actitudes se nos dijera: los académicos también pueden ser revolucionarios, también pueden estar de vez en cuando en contra de algo, aunque sea de si mismos.
La actitud de Marías no está a la altura de su obra (que me parece excelente). Seguiré leyendo sus novelas, pero que no me vendan al autor como ejemplo de coherencia, por favor.
Archivado en: literatura, opinión Tagged: Javier Marías