Ilustración que figura en la portada de la novela de Javier Marías
Hace dos años y medio publiqué en este mismo blog una muy sentida reseña de "Los enamoramientos", su anterior novela, embargado entonces por la profunda emoción y la enorme satisfacción que me había producido su lectura. Para mí "Los enamoramientos" -y así lo expresaba allí- es una de sus mejores novelas después de "Todas las almas", "Corazón tan blanco" y "Tu rostro mañana". La altura literaria de esa narración fue puesta de manifiesto a través de los diversos reconocimientos, premios y galardones de que la novela fue objeto: Premio Lampedusa 2011 en Sicilia (Italia), Mejor Libro del Año 2011 según 'Babelia' (suplemento cultural del diario El País), o finalista del National Book Critics Circle Award a la mejor novela publicada en USA durante el año 2013. Acabo de releer lo que en ese post escribí y salvando las citas textuales todo lo dicho allí podría servir de comentario para esta última. Es más creo que en esa entrada señalé las principales características de la novelística de JM.Una amiga y compañera de la tertulia literaria "más que palabras...", Mercedes, comentó en la charla que el pasado día 29 de abril dedicamos a analizar "Así empieza lo malo" (aquí puede leerse una breve crónica sobre esa reunión) que hace algunos años tuvo la oportunidad de compartir mantel con el afamado escritor. En el curso de esa comida el autor madrileño confesó que era consciente de que constantemente estaba escribiendo la misma novela: "Todas las almas".
Tras leer esta última novela creo que Marías fue sincero con Mercedes. Desde luego a mí esta narración no me ha descubierto nada nuevo. He visto tras ella al grandísimo autor que utiliza con maestría sus habilidades literarias; pero también he tenido la sensación de verle algo encerrado en los temas habituales que semana tras semana desgrana en sus artículos de "El País semanal" y que aquí inserta en esos circunloquios, digresiones o 'excursos' (así los llama él mismo en la novela) tan propios de su estilo: denuncia socio-política; indirecta reivindicación de la autobiografía familiar, en especial de la figura paterna, el filósofo Julián Marías; mostración de sus amplios conocimientos cinematográficos, muchas veces también en contacto tangencial con la biografía familiar; constante elogio shakesperiano presente en intertextos como el del propio título; y así.
Pero, y aquí voy a utilizar las propias palabras del escritor, creo que a Javier Marías le ha sucedido lo mismo que a sus personajes, que "El pasado tiene un futuro con el que nunca contamos". En su caso el magnífico pasado literario ("Todas las almas") le ha deparado asimismo un brillante futuro que -éste es mi sentir-, no ha logrado elevarse por encima de aquel.
Esta opinión la apoyo esencialmente en que aparte de las características virtudes propias de la maestría de su autor:
- dominio de los recursos narrativos (estilos diversos: directo, indirecto, indirecto libre, directo libre...; juegos pronominales; reflexiones filológicas; ...),
- fuerte culturalismo (alusiones a casos y filmes hollywoodenses sonados, variadas referencias literarias, a Shakespeare las más frecuentes [Cuando uno renuncia a eso, cuando uno renuncia a saber lo que no se puede saber, quizá entonces, parafraseando a Shakespeare, quizá entonces empieza lo malo]),
- presencia importante de la metaliteratura:
- Quizá entonces empieza lo malo, pero a cambio lo peor queda.-A esto no se molestó en responderme, era obvio que su comentario había sido literario, no literal, una forma supersticiosa de explicarse lo inexplicable, la literatura consiste en eso, las más de las veces, más o menos.
- disolución de la frontera realidad-ficción (los personajes del profesor Rico y del director de cine Jesús Franco son claros ejemplos)
- presencia en ocasiones de un inteligente sentido del humor
- motivos temáticos habituales en Marías (la culpa, la duda, el azar, y sobre todo el tiempo y la muerte [La verdad es una categoría que se suspende mientras se vive].
Reflexión final.- Lejos de mí pretender enmendar la plana a un escritor inmenso de la categoría de Javier Marías; pero en el humilde ejercicio de la crítica que aquí ensayo practicar no querría que me sucediera lo mismo que a los personajes de su novela que optan por no profundizar, por no saber, por no indagar..., en definitiva prefieren perdonar aunque al hacerlo sepan que así empieza lo malo.