En el mundo onírico, los paisajes y las situaciones se suceden a una velocidad vertiginosa. Al volver al mundo tangible, solemos traer fragmentadas imágenes cuyas partes, en muchas ocasiones, son incapaces de narrarnos una historia coherente y completa. Giralda retornó a su cuerpo con laxitud, trayendo consigo algunas imágenes rotas. Incapaz de relatar una historia con principio y fin, se concentró en algunas de esas imágenes. Todas eran paisajes de su planeta de origen, Nueva Tierra, y sin ninguna aparente conexión entre ellas. Mantuvo los ojos cerrados mientras vagaba por el laberinto onírico de su inconsciencia.
Nueva Tierra es el nombre que finalmente le dieron al planeta Kepler-452b, el cual se encuentra ubicado a 1400 años luz de la tierra en la constelación Cygnus, y fue visualizado por los terrícolas en el año terrestre 2015 d. C.. Su nombre cultural, no científico, fue decidido durante la fase de su terra-formación que comprendió los siglos terrestres XLII al XLV, veintitantos siglos después del gran hallazgo de la Gravitatoria Transportación Interestelar, el método más eficaz para los viajes espaciales encontrado hasta ahora.
Giralda renunció a toda búsqueda de coherencia, explicación o narrativa de ese puñado de imágenes atrapadas por su memoria. Abrió los ojos y observó a un sujeto de espalda con un traje anti radiactivo. Escrutó el lugar, una sala de hospital, sitió frío, vio una mesa con medicinas e instrumentos médicos que el individuo con traje anti radiactivo desplazaba de un lugar a otro sin un fin claro, solo para complacer su obsesión por el orden. Al fondo de la sala, un gran espejo que debía servir de ventana oculta para miradas inquisidoras. De golpe, la vestimenta del custodio y el inmenso espejo le recordaron aquellos sitios experimentales que cubrieron las narraciones vespertinas de su infancia, contadas por su abuelo materno.
Al saberse parte de un experimento Giralda cerró los ojos para rastrear información pertinente en los labios de su abuelo, pero las imágenes del mundo de los sueños se interponían y sucedían incansablemente… ¡como olas del mar! Abrió los ojos y miró fijamente el foco del techo, tratando de asirse al mundo físico, de comprender lo que estaba ocurriendo. El hombre del traje anti radiactivo se percató de su despertar y se acercó a ella para articular algunas preguntas propias de la situación. La chica contestó sin consciencia clara, hasta que se llegó a la pregunta sobre el planeta de procedencia. Fue entonces que recordó al planeta Rukana donde habitaba ahora, a Ichuq, al jawinko y a aquella trágica tarde. Como pudo articuló dos preguntas, cuyas respuestas era imperativo para ella conocerlas: preguntó por Ichuq y por los días transcurridos hasta entonces desde aquella tarde seminal.
«- El caballero que le acompañaba está en proceso de metamorfosis. Han pasado dos días con sus noches desde aquella tormenta».
Giralda cerró los ojos como quien evade la realidad. Se sentía culpable de lo sucedido. El médico se acercó a la paciente y le susurró una pregunta clave para lo que estudiaba, «¿sabe por qué está aquí?», a lo que la chica respondió con otra pregunta, «¿estoy embarazada?». Entonces el médico se irguió y mirando hacia el espejo respondió, «al parecer sí está embarazada… pero también está en proceso de metamorfosis, ¿comprende la gravedad?». Giralda cerró los ojos nuevamente y las imágenes del sueño volvieron, pero esta vez con la clara conexión de ser recuerdos de una época lejana, cuando Giralda era tan solo un anhelo soñado por Jeremías.
Continuará…