Charles Martel (Carlos el Martillo) es uno de los grandes héroes de Francia, al que la agresión yihadista contra el semanario satírico Charlie Hebdo ha sacado del arca del olvido y lo ha puesto de moda. Las imágenes del guerrero combatiendo a los invasores musulmanes con la cruz y la espada es todo un símbolo para los millones de europeos que quieren impedir que la agresión yihadista y la quinta columna de islamistas radicales ya instalada en Europa consiga acabar con la cultura europea y occidental, con toda su carga de derechos y libertades conquistadas.
Frente a la cobardía y entrega al dinero de los actuales líderes políticos europeos, gente sometida al petrodolar, que no está a la altura de la grandeza europea, la Europa actual de los ciudadanos y de la dignidad está buscando también a su Carlos Martel, alguién con suficiente valor y brio para que capitanee la defensa de una cultura que consiguió como ninguna otra, crear un patrón de convivencia en libertad y respeto al ser humano y a sus derechos.
La yihad islamista ha parido el abominable Estado Islámico, una manada de lobos asesinos y fanatizados que avanzan exterminando a los infieles, decapitando, abriendo vientres y cortando los pechos a las mujeres que no se sometan al Islam. La manada de los "Leones de Alá" quiere conquistar el mundo a sangre y fuego, una conquista que pretende penetrar en Europa por España, como hicieron Tarik y Muza en el año 711, y desde ahí arrasar Francia y todo el continente.
Cada día hay mas europeos que exigen a sus acobardados líderes políticos una apuesta decidida por la resistencia frente al invasor islamista radical. Los ciudadanos se niegan a seguir tolerando, como hacen sus dirigentes políticos europeos, los abusos de las monarquías musulmanas, que construyen mezquitas y escuelas coránicas en la libre Europa, mientras encarcelan, expulsan y hasta decapitan o ahorcan a quien se atreva a practicar el cristianismo o cualquier otra religión en sus respectivos países.
Los europeos, cansados de políticos cobardes y traidores, quieren que los inmigrantes musulmanes que lleguen a Europa para provecharse de las libertades, para cobrar subsidios sin trabajar, para nunca integrarse en el pueblo que les acoge o para delinquir y atentar contra la cultura autóctona sean expulsados, al mismo tiempo que se recibe con los brazos abiertos a los que llegan para mejorar sus vidas, trabajar e integrarse en la cultura europea.
Pero los ciudadanos de Europa confían poco en sus deteriorados y débiles dirigentes políticos y buscan un Carlos Martel que capitanee la nueva cruzada de la dignidad frente al islamismo radical que decapita y extermina en nombre de Alá.