Hoy es el Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos, un día de dar gracias y expresar la gratitud por todos los regalos en cada una de nuestras vidas. El Día de Acción de Gracias como fiesta cultural tiene que ver con los pavos y los rellenos, los pasteles de calabaza, riendo con la familia, viendo el fútbol, jugando los juegos de mesa … de tantas maneras diferentes para que las familias se reúnen y comparten su alegría unos con otros. Para muchas familias, sino que también implica bendecir la mesa.
Recuerdo cuando era niña que me sentía muy incómoda con este concepto. Yo no vengo de una familia muy religiosa, así que para mí bendecir la mesa era sinónimo de orar. Era algo que las familias religiosas lo hicieron, algo que para mí involucró esa palabra torpe y difícil de alcanzar de “Dios.” Se trató simplemente de algo que no era parte de mi vocabulario y fue sin duda algo que se sentía un poco ritualista para mi gusto.
Ahora he dado cuenta de que mientras bendecir la mesa es una práctica realizada por diferentes religiones y tradiciones espirituales de todo el mundo, en su núcleo el concepto no tiene nada que ver con la institución de la religión misma. Bendecir la mesa es una representación de la gracia, y la gracia es simplemente acerca de la actitud de agradecer, de expresar la alegría de todas las cosas hermosas de su vida. No se trata de desear más, sino que se trata de ser agradecido por exactamente lo que tiene, cualquiera que sea o por poco que sea. Y también he dado cuenta de que es mucho más que un simple ritual de las palabras. El acto de bendecir la mesa, la práctica activa y consciente de la gratitud tiene mucho poder, mucho más que uno posiblemente podría imaginar.
Hermano David Steindl-Rast, un monje benedictino, ha pasado toda su vida adulta centrado en compartir la práctica de la gratitud y el agradecimiento. El explica que la gratitud tiene dos ramas relacionadas entre sí: una es el agradecimiento y la otra es la celebración de la abundancia. Él describe el agradecimiento con la imagen de un tazón, como una representación de la vida. Como se tiene la experiencia de sentirse muy agradecida, tan lleno de gratitud, su tazón se llena hasta el borde, justo hasta el punto donde es casi rebosando. Todos ustedes han sentido esta sensación en algún momento de sus vidas; cuando está muy agradecido por algo que ha ocurrido, tal vez la noticia de que consiguió el trabajo de sus sueños, tal vez un amigo o miembro de la familia dió a luz a un bebé sano. Sea cual sea la situación puede ser, es Ud. tan eufórico y rebosante de alegría que se siente la sensación de que el tazón está llenando de felicidad y agradecimiento.
Mirando hacia atrás en mi difícil relación infantil con el concepto de bendecir la mesa, ahora miro hacia atrás y asiento con la comprensión. Ahora lo entiendo. Entiendo por qué la gente bendice la mesa y entiendo perfectamente lo poderoso que es la práctica de la gratitud. Y aunque todavía no soy una persona religiosa, y probablemente no me cogeré de las manos alrededor de la mesa de la cena de Acción de Gracias para bendecir la mesa, me doy cuenta de que no tengo que hacerlo. Tengo gratitud en mi corazón, en mi propia manera, durante cada momento de cada día. Y mi tazón está rebosando…
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