Nacido en Los Angeles en 1966, casi no conoció a su padre, Tim Buckley, debido a su pronto fallecimiento (por una sobredosis de heroína) siendo él muy pequeño, además de que sus padres ya estaban separados. Cantaba, en el tono de voz, muy parecido a su padre, pero los estilos eran diferentes. En 1990 se traslada a Nueva York, y allí empieza a tocar en varios locales, como el café Sin-É, un café muy estrecho del Village, y de aquellos conciertos salió editado un EP de cuatro temas, lo primero que pude escuchar en la radio de él. Años después salió la edición deluxe, con todo lo demás, un doble álbum.
Es justo en ese momento de finales de 1993, cuando Jeff graba estos temas para ser presentados a las compañías discográficas, para mostrar que tenía en mente y como sonaba, luego evidentemente habría auténticos palos por él, cuando se dieron cuenta del diamante que era.
Ya adelanté 3 de los temas incluidos, hoy repaso el álbum entero.
Empieza esta maravilla para los oídos con Just like a woman de Bob Dylan. Muchas veces he dicho (y los Dylanitas lo saben y me perdonarán) que el de Dulluth es el mejor compositor como letrista probablemente, pero siempre me ha fallado su voz, y de muy mayor no digamos. Cuando escuché esta versión de Jeff Buckley en el directo de Sin-É vi el cielo totalmente, a sus ángeles, todo en uno, pero ha sido oír la de este álbum, la de estudio con él sólo, apreciando cada detalle de como se debe interpretar y cantar este tema, y ahora el cielo se queda corto, esto ya sobrepasa el planeta entero y nos vamos a otra galaxia, una LOCURA. Sin reponerte y dejar de escucharla 50 veces, paso al segundo tema, Everyday people, versión de Sly and the Family Stone, una de las cosas más alucinantes del estilo de Jeff, era como interpretaba las canciones con una guitarra eléctrica como si fuera una acústica. Aquí en concreto se nota mucho, pero además utiliza la caja de la guitarra como percusión, e incluso consigue llevar un tema soul a su terreno de una manera increíble, tanto que parece un tema compuesto por él. Tercera canción y ya estoy en estado de levitación, otra versión, en este caso de un clásico de Gerry and the Pacemakers de 1964, Don't let the sun catch you cryin', que la canta casi como una nana, si se ha escuchado la original, con ese aire de balada con arreglos orquestales, casi en tono crooner, degustar este enfoque de Buckley es no bajar del 10, de la excelencia.Primer aporte propio, la canción Grace, que un año después daría título a su primer trabajo. Es en tono acústico, y su voz que hace estremecer a cualquiera. Ya entonces era un tema melancólico que atrapaba de manera increíble. Remata lo que sería la primera cara Calling you, de Bob Telson, aquel tema de la banda sonora de Bagdag Café que recibiera el Óscar. Vocalmente otro portento de interpretación, con sus rangos de tonos en toda su expresión, un superdotado para esto.
Comienza la teórica segunda cara con Dream of You and I, el otro tema suyo, interpretado también en acústico, quizás la canción más intimista en la que él suelta un speech aclarando que la letra va acerca de un sueño y demás, se nota que no estaba definida del todo. Y volvemos a las versiones, y aquí estamos ante la primera de The Smiths, una banda que le gustaba mucho a Jeff (hay dos versiones de ellos aquí del mismo disco, The Queen is dead de 1986), y es The boy with the thorn in his side, cuya visión acústica y con ritmo rápido es verdaderamente increíble, consiguiendo momentos de verdadera magia. Poor boy long way from home es un tema tradicional arreglado por Jeff y que suena a blues-country de la América profunda totalmente, con esa guitarra típica de ese estilo y su voz algo distorsionada aposta. Y afrontamos el final estratosférico del disco, primero con una versión de Night Flight de Led Zeppelin, que también había escuchado ya en el disco de Sin-É, pero en este caso, también lo prefiero sin ruidos de las máquinas de café y tazas. Canción del disco Physical Graffiti de 1975, donde consigue elevar este tema de esos ocultos de una obra tan magna, a la categoría de sublime, ¡¡¡qué manera de cantar!!!
Cierra este documento la segunda versión de The Smiths, y lo vuelvo a decir, esto es GLORIA BENDITA. Hay que detenerse, escuchar, dejarse llevar y llegar al orgasmo, así de claro. Es de esos momentos en los que amas la música por encima de todas las cosas, y como no, a Jeff Buckley. ¿Se puede cantar mejor? ¿Se puede hacer algo más bello? Lo siento, pero creo que es insuperable.
Os dejo con su versión de Night flight de Led Zeppelin.