

La repostería, al igual que ocurre con la gastronomía árabe en general, son el resultado de la confluencia de varias culturas, de las que emerge un producto final, característico y muy particular, que la distingue de la cocina dulce del resto del mundo en forma de delicias, no solo irresistibles a simple vista, sino que llevan un componente muy nutritivo, nacido de la necesidad se suplir en muchas ocasiones, el ayuno religioso, como en el caso del dulce que hoy os presento.La Jeljlaniya en un dulce elaborado con pasta de avellana, almendra y sésamo, (aunque hay recetas que incorporan al cacahuete en lugar de avellanas, y que a mi parecer, creo que es una alternativa de lo más recomendable), todo tostado previamente y combinado con miel y mantequilla para formar una masa de la que tomaremos porciones para rebozarlas en semillas de sésamo o ajonjolí. Se decora con un poco de mermelada, guindas confitadas y una bolita de anís, configurando de esta manera, una delicia exquisita y muy atractiva a la vista.
Hay otras versiones que incorporan harina y levadura y se hornean en moldes antes de su rebozado en sésamo, pero esta versión sin horno, me parece una forma más rápida y sencilla de degustar unos auténticos dulces árabes que completarán un festín exótico junto a un vaso de té a la menta.
Lo que no me ha quedado muy claro después de navegar por la Web, es el origen de este delic¡oso dulce, que parece situarse, entre Túnez y Argelia, aunque como suele ocurrir con los productos de la gastronomía árabe en general, es complicado ubicar con precisión la cuna de muchos de ellos.
Le dedico estos pastelitos a Elisa del blog "Que no te falte un perejil" para endulzarle un poquito el momento por el que está pasando. ¡Mucho ánimo querida amiga ♥!

Para rebozar70 gr de sésamo tostadoPara decorarCerezas confitadas o en almíbarMermelada de fresas o frambuesaBolitas plateadas de anís