Sofian Abdu Bakri, un árabe israelí, fue detenido en 2002 por intentar envenenar a las personas sentadas en una cafetería-restaurante de la cadena Rimon donde un cómplice, Qiani Othman Said estaba trabajando como cocinero. Junto con un tercer cómplice, Moussa Nasser, habían acordado que Sofian Bakri Abdu proporcionase a Otman veneno – digoxina en grandes dosis- que luego introduciría en las bebidas de los clientes. El producto se supone que actúa unas quince horas después de ser tragado sin dejar rastro, y dando la impresión de un paro cardíaco.
Gracias a la acción del Shin Bet, el ataque fue evitado por poco, así como una terrible tragedia. Durante su interrogatorio, Sofian Bakri Abdu dijo que quería vengar la muerte de uno de los líderes del Hamas de entonces, Salah Shahadeh, eliminado por un ataque israelí. Por Internet había contactado con Otman Qiyani Saeed y Moussa Nasser. Sofian Abdu Bakri fue condenado a catorce años de prisión.
El terrorista fue detenido de nuevo esta semana, esta vez por otras razones. No respetó los términos de su libertad establecidos por la Policía y el Shin Bet que exigían que su liberación se llevase a cabo con discreción. Pero como en la mayoría de los casos, estas cláusulas no son respetados por estos individuos, con fé pero sin ley (NT juego de palabras: “avec foi mais sans loi”). Sofian Bakri Abdu fue recibido en el barrio Jabel Mouqaber por una multitud que cantaba y bailaba y pidió la continuación de los ataques contra los judíos. Esto no es un hecho aislado sino que es un fenómeno que se ha generalizado tanto en los funerales de terroristas como en su liberación.
En esta ocasión, se hicieron llamadas al asesinato y se glorificó el terrorismo en Jerusalem, por tanto en territorio soberano israelí. En medio de las efusiones de alegría, se blandíeron banderas de la OLP y también del Hamas
La policía intervino rápidamente y detuvo a Bakri Sofian Abdu.
© Por Shraga Blum Europe-Israel.org