Jesse james y sus “balas” de goma…

Por Aaron Gelabert

Éste es un lugar llamado  Jesse James, en Satélite. Se ostenta como un “Restaurante Country”, y en su publicidad exterior dice “TODAVÍA NO HA COMIDO LA MEJOR HAMBURGUESA… Y la comida más rica”(???), pero sólo es lo que en Police Gourmet llamamos Restaurante Engañabobos: Un lugar con una imagen exterior más o menos llamativa, con una decoración interior más o menos agradable y con un concepto de negocio más o menos definido. Todo, más menos, que más.

Hace muchos años, por allá por Avenida Universidad y Río Churubusco, muy cerca de los Viveros de Coyoacán, sobre la acera del mismo lado del hospital del IMSS que está sobre Universidad, una pareja de americanos, con toda la traza de ser retirados, abrió un lugar sin pretensiones en una esquina, mesas y bancas de madera, servicio dado por los dos esposos y una comida texana con unas costillas BBQ deliciosas. El lugar, aun sin tener fotos de vaqueros, ni de vacas, ni decoración pretendidamente del oeste americano (far west), era un lugar extraordinario, digno de recomendación y de asistir reiteradamente.

Cuando entré a  este Jesse James, en Satélite, me brillaron los recuerdos y pensé que, quizá, los esposos habían reabierto su lugar, ahora, al norte de la Ciudad. Grandísima decepción!

Ésta es una hamburguesa, la hamburguesa clásica, especialidad, que sirven en el restaurante Jesse James.

Ojalá el secreto del éxito de un restaurante “texano”, o similar, fuera colgar cuadritos con fotos en blanco y negro de las paredes, poner mobiliario con bancas de madera y una decoración Saloon. Lamentablemente, para personas como los dueños o administradores de este lugar – y para los que incautamente caemos a comer ahí – no basta con ponerse unos pantalones de mezclilla, una camisa a cuadros con chaleco y estrella de Marshall y preguntarles a los comensales si todo está bien. Hace falta cocinar sabroso y dentro del estilo que se presume. Comí ahí una chistorra vieja y mal cocinada; unas “balas” -que es la forma presuntuosa en que ellos llaman a los frijoles, y tienen incluso el atrevimiento de decir que no son “frijoles charros”-, que resultaron más tristes que algunos de los frijoles charros más mediocres que haya yo probado, y una hamburguesa simplona, de carne aguada, no suave, en un pan sin aderezos y con un queso “derretido” que… válgame Dios! Ahí está la foto para que se den una idea. La porción de papas (ligeramente más grande que la de la foto, pues ahí ya me había comido unas cuantas) pequeña para lo que era el precio general del platillo con la hamburguesa. No probamos sus ribs, pero escuchamos que alguien de una mesa de al lado preguntó por qué estaban tan chiquitas…

Al salir escuchamos al dueño regodeándose con unas personas y menospreciando lugares aledaños como Sushi Itto y Central de Pizzas. Increíble. La inconsciencia total.

Calificación de Police Gourmet (del 1 al 10): 2

NOTA.- Mi hija y yo tenemos criterios diferentes respecto a muchas cosas, de modo que no asumo responsabilidad alguna respecto a lo que ella escriba.

COMENTARIOS DE MI HIJA, LA MENOR (es adolescente):

“Jesse James, I need to tell you something very important: I’m really sorry, so sorry, my best wishes for you, where ever you are… there… because here, you wouldn’t be happy at all!”

Qué bueno que este restaurante no existía cuando él aún vivía, porque el dueño no habría tenido ni tiempo de salir a jugar al estilo “el más rápido del oeste”, como cuando salió a querer darle nivel a su restaurante dirigiéndose a nosotros con una sonrisa más que falsa, queriendo caer bien y haciendo papel de actor fracasado en película americana del oeste! Jesse, creo que moriste en vano… 

Jesse James en Satélite: Que me lleve un diablo, si digo que éste es el mejor lugar de hamburguesas o comida country. Ya le decía yo a mi papá que mejor fuéramos a Carl’s Jr., pero al final me ganó el antojo… qué pesadilla. Por andar de antojadiza, lo que me pasó. La curiosidad mató al gato.

Pero el “dueño” tan presumido y creído, con pretensiones, “pretendiente de la cocinera” -creo yo-, porque hablaba demasiado de lo sabrosa que era la comida, fue lo peor, no tenía idea de lo que es hacer una hamburguesa, o por lo menos unos frijoles que tengan algo más que trozos de salchicha remojados, y tampoco le importó revisar lo que sirve en su restaurante. Ayyyyy……que duele……duele mucho…. ayyy…. sí, me sigue doliendo. Una bala en el estómago sería menos dolorosa que los dolores que empezamos a sentir en la noche, como una hora y media después de comer en ese restaurante de m…uy poca idea gastronómica. La más presumida de mi escuela, la garza más envuelta, el delfín más colorado, tendrían más razón en presumir! Un elote “jugoso” porque se les pasó de cocimiento y lo dejaron en el agua(!), sin sabor y sin sal, ni siquiera un poco de pimienta… Y esas papas, por favor, qué insulto, me dio risa cuando llegó el platillo, pero después me enojé mucho, porque por cada vez que comemos en un restaurante que nos recuerda al restaurante Jesse James, me acuerdo de que me van a descontar lo gastado, a mí, de mi paga semanal…Damn you!

Y qué es eso de salir creyéndose Brad Pitt -o creyéndose Clint Eastwood- a presumir su restaurante. Si tuviera éxito realmente, no tendría que salir él mismo a tratar de convencer a los clientes para que comiesen ahí. Por favor lean entre líneas, o mejor dicho, no coman entre líneas, porque el resultado es peor que comer en los lugares malos ya conocidos.

“Has perdido un zapato, ése es un problema, no los venden de uno en uno”.

Yo digo:

“Has perdido el apetito, eso no va a ser problema, va a ser un problema si te encuentras con un restaurante que te vende de un platillo en un platillo, caro y aparte, feo”.

Jesse, reencarna por favor, dejaste muchos cadáveres en el camino, pero te faltaron aun más.

No te dejes…!

  • “Una hamburguesa?”
  • “No, gracias, estoy a dieta…”