En una familia humilde donde sus padres eran feriantes de una tómbola. Nació en la feria de Alburquerque, era el día de los fuegos artificiales, y le fueron a visitar tres reyes magos, un municipal, un feriante, y la ambulancia.
El primero le entregó una factura por el puesto, el feriante le dio la enhorabuena, y la Ambulancia le dio de lado.
Se fue a un colegio de jesuitas, Nuestra Señora del Recuerdo y allí se cagó en Dios muchas veces cuando sus compañeros le llamaban perroflauta.
En el colegio hizo el milagro de no salir al recreo porque prefería leer el Jueves.
Una vez ya en el instituto, se saltaba todas las clases, y se iba con unos 12 amigos a jugar al God of War III en casa de Mateo.
En la universidad el quiso estudiar filosofía, pero al final sus padres le convencieron de que lo dejara, y se dedicara a evangelizar ferias, ya que al ser ellos mayores, no podían con los cojones ya de ir como hippies de pueblo en pueblo.
Jesucristo en la actualidad, o el Jonathan, el hijo de Tomás el feriante.
Directamente la tómbola la vendió y se compró una docena de gramos de cocaina. Cada uno de esos gramos le daba la razón en todo, eran sus verdaderos discípulos. Al final, cuando consumió los doce se dio cuenta que el último le había traicionado, porque cuando se despertó, estaba en un calabozo.
Le condenaron a 2 años de prisión, pero el primer día hizo otro milagro, se escapó de Alcalá Meco al decir que era un palmero de Los Chunguitos, y que habían dado un concierto en la cárcel.
Fue perseguido por la policía durante años, se piró de España y se fué a vivir a Marruecos, allí rodeado de sus queridos 12 kilos de María, encontró la paz en el mundo entre posturas y humo.
Al final con 33 años, se dio cuenta de que ni era Jesús, ni era hijo de Dios, era Jonathan el kinki, hijo de Tomás el feriante, Un viernes se puso morao y se crucificó a base de pastillas, sin consciencia hasta el Domingo, día que resucitó para irse de nuevo a España,... pero jamás nadie lo volvió a ver.via @realsignartist