Yo no entiendo nada, cada vez menos. Vivimos en un mundo de cartón piedra en el que mientras se nos quiere amordazar con leyes desproporcionadas, el amordazador se manifiesta en París a favor de la libertad de
Son días tristes para el mundo. Es verdad que nos han atacado la libertad (a secas y en mayúsculas) pero todos los días nos la recortan de forma sutil y no nos quejamos y ahora como esta gente que nos
Hemos vivido sucesos que tienen poco de fé y mucho de lucha por el poder. Los que asesinaron a los dibujantes (y al resto de víctimas) no luchaban por el Islam sino por dominarlo, que es muy distinto. Los “radicales” saben que con la razón o las urnas no van a conseguir nada porque eso de ir matando y mutilando no hace feliz a nadie y recurren a la fuerza con el lavado de cerebros jóvenes y desencantados a los que se les promete una parcela unifamiliar en el cielo.
Estos días todos gritamos #JesuisCharlie (como hicimos con #BringGirlsBack o los niños sirios de los que parece que no nos acordemos) y condenamos el terror que pretende dividir y desestabilizar. Pero algunos
Por todo esto debiéramos mantener nuestras cabezas frías y no dejarnos llevar por la rabia, que siempre es mala consejera. Tampoco debemos olvidar que, en parte, este puñado de salvajes que se autodenominan falsamente defensores del Islam son los mismos que consideramos héroes en Afganistán o aplaudimos cuando en Siria los “rebeldes” eran defensores de la democracia. Puede que nos equivocásemos al armarlos e instruirlos para destruir a sus dictadores. Olvidamos aquello del “efecto mariposa” en un mundo cada vez más pequeño, creímos que todo acabaría en Siria o Iraq y que no nos salpicaría. Ahora han venido para desestabilizar el Islam en Europa y de paso “perturbar nuestra paz” y eso no nos hace gracia. Frente a esto nuestras armas han de ser la razón, la libertad y el estado de derecho, en caso contrario acabaremos inmersos en una nueva cruzada y seremos como ellos.