Con la guitarra en su regazo, Jesús Garriga canta para silenciar la injusticia y repicar las causas por las que merece la pena luchar. Canta al Sáhara, a los poetas que sueñan ser trovadores, a la naturaleza que se ve amenazada por las grúas de la indiferencia, a las malditas deudas, a las chicas que dejan algunas de sus bragas en los cajones...y las que están por llegar. Canta con un objetivo manifiesto en sus canciones: a cantarle al aire, levantar la voz/ para no morir entre cemento y fieras. / Un camino por completar/ con arena de más allá/ un abrazo lejano y mi voz. Con la esperanza hilada en un lirismo de claridez profunda, Garriga da a entender que el desierto no es condena; que hay flores en ellas, agua del rocío. Esperanza. Sueño. Mar. Canta con una borrachera sobria y perenne que encontró en los discos de su infancia. Forja una música a base de coleccionar influencias de su entorno: un rap callejero de alguna olvidada calle mexicana, una bossa nova de algún Sur soñado, el funky trillado de alguna discoteca olvidada. Y entonces diluye esa frescura con sus poemas urbanos o acaso leyendo algun pedazo de Mario Benedetti o compartiendo escenarios con Luis Quintana, Leo Minax, Edgar Oceransky o Tiza. Es resultado de la contaminación acústica y del calima de tantos vivaces desiertos. Intenta recordar esos gélidos y tristes días donde te escondías del sol, en el metro de tu ciudad. Tatareando una canción cruzas la puerta de tu casa. Dejas caer las llaves. Inclinas tu mentón y sacudes la tierra seca que se te adosó a la chaqueta. ¿No recuerdas? El flaco del metro era Jesús Garriga.
Les dejo con una de sus canciones que creo que, por los tiempos que corren, urgen. Se llama "Al sur del mar"...
...y por si quieren saber más: - Visiten su Blog que lleva el título de su último disco: Al[Hambre] - Escuchen la entrevista que le hizo el programa Al caer el Sol: Pincha aquí.