Jet lag + Kids

Por Susan

El jet lag es definido como un desajuste temporal de las funciones del cuerpo tras un viaje largo en avión.

Este trastorno afecta también a los niños, si bien en función de su edad su repercusión puede ser mayor o menor. En lactantes muy pequeños, que presentan ciclos de actividad sueño-vigilia muy cortos (lactar y dormir), la repercusión es menor, pues no tiene un ritmo día-noche tan marcado como los niños mayores o los adultos.

Hoy os cuento nuestra experiencia y nuestros métodos. Llevamos viviendo el jet lag desde que nos mudamos a la Costa Oeste, por entonces Mateo tenía un año. Ahora con dos enanos la cosa se complica pero no deja de ser una parte más del viaje.

Lo fundamental es no sentirse frustrado si el pequeño no asimila el nuevo horario el primer día, es mejor no despertarle en medio de un sueño profundo ni tampoco enfadarse si no tiene sueño.

Cuando la diferencia horaria es de 2-3 horas, es decir un viaje de costa a costa en el caso de Estados Unidos o de una punta de Europa a otra, el desajuste puede ser más alimenticio que del sueño. Basta con saltarse una siesta el primer día y con suerte caerán rendidos por la noche.

En cuanto a la alimentación, estamos pendientes de que coma lo necesario durante el día sin importar si merienda más que come pero siempre evitando comidas pesadas al anochecer. Si se despierta de madrugada con hambre, siempre le ofrecemos leche con cereales.

Para vuelos de larga duración, la estrategia es similar.

Viajamos San Francisco-Madrid dos veces al año y esto es lo que a nosotros nos funciona:

  • Unos días antes del viaje, comenzamos a cambiar el horario. En el viaje San Francisco- Madrid, comenzamos a madrugar algo más con el objetivo de irnos a la cama antes. En el caso de Madrid-San Francisco, ocurre lo contrario, intentamos acostarnos algo más tarde y permitimos que se levante cuando quiera siempre antes de la hora de comer para no sufrir desajustes alimenticios.
  • En cuanto a la alimentación, similar al caso anterior. Evitamos comidas pesadas en la cena y toleramos que comida y merienda se intercambien durante algunos días.
  • Otro consejo durante el vuelo, es la hidratación tanto de mayores como de pequeños. Especialmente porque el aire en las cabinas de avión es extremadamente seco y puede acelerar la deshidratación. Ésta puede hacer que los síntomas del desfase horario sean todavía más severos.
  • Intentamos que el ajuste horario sea de la forma más natural posible. Mantenerle despierto durante el día con actividades y juegos y permitirle que duerma una siesta de nunca más de 3 horas. Por la noche le explicamos que ya no hay luz y que hay que irse a la cama. El truco es no desesperar, y entender que si está muy activo tardará algo más en dormirse porque aún no ha regulado su cuerpo. No es cuestión de enfadarse con ellos si no de ayudarles a entender el cambio y facilitárselo.

Espero que mi experiencia os sirva de ayuda.

Bon voyage!

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