1.- Mahoma ordena practicar la jihad, una guerra santa incruenta para mejorar interiormente, pero también cruenta para imponerle violentamente el islam al mundo. Una guerra que no finalizará hasta que la humanidad sea musulmana.
2. El islam tiene 1.200 millones de fieles y cerca de ochenta sectas. Las principales son la sunita y la chiita, que se consideran idólatras mutuamente. Se matan entre sí con frecuencia, aunque ambas tienen como enemigo común al mundo no islámico.
3.- El islam, derrotado al caer el imperio otomano hace novena años, comenzó a resucitar sus aspectos más violentos en el Irán del ayatolá chiita Jomeini, en 1979.
4.- Enseguida despertó el expansionismo sunita, perseguido por las dictaduras laicistas de Egipto, Irak, Siria o Túnez, donde se acosaba a los salafistas Hermanos Musulmanes.
5.- Las “Primaveras Árabes” son la vuelta al poder del salafismo, que es el retorno a los tiempos de Mahoma, que impondrá poco a poco la sharia, ley islámica.
6.- Aunque los chiitas tienen una estructura de autoridad que declara la guerra santa, y los sunitas carecen de esa jerarquía, cualquier fiel puede emprenderla si cree que sirve a Alá.
7.- El muyahidín, o luchador de la yihad, puede hacer una guerra individual para imponer el terror, como el francoargelino Mohamed Merah, o formar grupos vinculados o no a Al-Qaeda.
8.- La seguridad de los españoles depende del CNI y de los demás cuerpos de seguridad del Estado. En España hay numerosos muyahidines ocultos, como los del 11M y, de ellos, los siete que se suicidaron tres semanas después.
9.- Aunque las ropas, barbas y otras características señalan a los cercanos al salafismo, hay muyahidines que pueden beber alcohol y comer cerdo. Practican la takiya, el disimulo para servir a Alá: Mohamed Merah la ejercía.
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SALAS