Razones tendrá la cosa, pero lo cierto es que mientras el tebeo francobelga más humorístico ha estado siempre presente en nuestro país, con evidente éxito (Astérix, Spirou, Pitufos, etc), la línea más realista del tebeo francobelga ha sido casi siempre más ignorada. Siempre se han dado honrosas excepciones, pero lo cierto es que instituciones del tebeo realista del otro lado de los Pirineos como Hubinon, Jijé o Jacques Martín son por estos lares unos ilustres desconocidos, quizás porque por estos lares hemos sido más de la escuela americana realista: mientras que Buck Danny, Barbarroja, Tanguy, Alix o Jerry Spring apenas aparecían por los kioscos, Flash Gordon, Príncipe Valiente o El hombre enmascarado han tenido una presencia casi continuada.
Y es una verdadera lástima, porque al aficionado español se le niega la posibilidad de conocer a algunos de los autores más importantes de la historia del tebeo, como el caso de Jijé, de importancia decisiva para entender el tebeo adulto actual y del que difícilmente ningún aficionado español podrá decir mucho más allá de los tópicos conocidos: “el maestro de Moebius”, “Jerry Spring es el antecendente de Blueberry”… Frases hechas que en modo alguno hacen justicia al que posiblemente sea el autor más importante, junto a Hergé, en la construcción de la BD actual. Una trascendencia fundada no sólo en su obra, sino en la proyección e influencia que ha tenido. Recordemos brevemente que Joseph Gillian comenzó su carrera profesional en Spirou, la gran
Por desgracia, en España la serie apenas se publicó. De los más de veinte álbumes de la serie que firmó Jijé, tan sólo se llegaron a publicar aquí un puñado por iniciativas de Editorial Molino (que publicó tres álbumes), SEPP Mundis (1 álbum) o RO Ediciones (1 álbum). Una inexplicable ausencia que la edición de Ponent Mon del primer integral de la serie en blanco y negro resuelve levemente. Con una excelente edición, calcada de la francesa, el primer volumen recoge las cuatro primeras aventuras del personaje (Golden Creek (Le secret de la mine abandonnée) 1955, Yucca Ranch 1955, Lune d’argent 1956 y Trafic d’armes 1957), en cuidado blanco y negro siguiendo los deseos del autor, que siempre indicó sus preferencias por publicar sus dibujos sin color (no es la primera vez, en los años 70, en vida del autor, se reeditó ya en este formato) y con una excelente (aunque polémica) introducción de Philippe Capart que quizás tiene como mayor problema su elevado precio. Cara, quizás demasiado para un mercado tan pequeño como el español, pero precisamente consecuencia de ese reducido tamaño, creando un círculo vicioso del que es difícil salir. Esperemos que no sea un impedimento y que esta edición pueda seguir en un futuro hasta completarse.
Un autor tan imprescindible como Jijé merece ser conocido en nuestro país.
Enlace:
Jijé parodiando a Jijé
Una curiosidad: las pinturas de Jijé