(Foto: Santana de Yepes)
Málaga, 18 de agosto 2012
9ª de abono. Dos tercios de entrada.
Se lidiaron cuatro toros de “El Pilar”, dos de Juan Pedro Domecq, 4º y 5º, y uno como sobrero lidiado en 6º lugar de Parladé. Los de Moisés Fraile, 1º,2º,3º y 6º impresentables, anovillados. Algo mejor el 3º, e intragable el 6º que fue devuelto por inválido. Los de Juan Pedro, toros viejos, pero mejor presentados. Todos descastados, sin fuerzas. Más manejable el 3º.
ENRIQUE PONCE: pinchazo, se echa el toro (Silencio). Estocada caída (Saludos tras minoritaria petición).
MORANTE DE LA PUEBLA: pinchazo saliéndose, casi entera atravesada (Ovación con saludos). Pinchazo hondo y dos descabellos (Pitos).
JIMÉNEZ FORTES: estocada buena (1 Oreja). Estocada contraria y delantera (Palmas).
JIMÉNEZ FORTES, MÁS ALLÁ DEL VALOR.
Por José Daniel Rojo
Última corrida de toreo a pie en La Malagueta y una vez más, encierro que dio al traste con cualquier posibilidad de triunfo. Encierro de “El Pilar” que tuvo que ser remendado con dos toros viejos de Juan Pedro Domecq. Impresentables los del salmantino Moisés Fraile que, por cierto, se fue con un mosqueo sonoro de Málaga ya que se llevó los toros que le rechazaron, los volvió a pesar en la báscula de su ganadería, y pesaban bastante más que cuando lo hicieron aquí en La Malagueta. Esa misteriosa historia de la báscula malagueña y sus fantasmas. En cualquier caso, bajo ningún concepto debió haber aprobado el presidente Ildefonso Dell´ Olmo ninguno de los cuatro felinos que con el hierro de “El Pilar” saltaron al albero malacitano. Escurridos, sin cara, anovillados, terciados… Curro Vázquez, a pesar de lo que digan, era parte afectada, y el presidente malagueño demostró una vez más su incapacidad para aguantar presiones en los corrales.
El impresentable ¿toro? que salió en sexto lugar se devolvió por ¿inválido? Lo cierto es que nunca debió haber salido tal felino al albero malagueño. (Foto: Santana de Yepes)
El animalito que salió en sexto lugar fue una provocación, un insulto para Málaga y su afición. Que nadie se lleve a engaño; ese toro fue devuelto por la nefasta presentación y no por inválido. De haberlo devuelto a los corrales por su invalidez también se tendría que haber tomado la misma decisión con el resto de los que saltaron al ruedo. Pero no, Ildefonso volvió a mostrar que su criterio como presidente y aficionado es una montaña rusa, lo mismo sube que baja. Da igual. Las protestas del tendido seis contagiaron a toda la plaza y al final acabó cediendo el Señor Dell´Olmo que se vio obligado, como buen títere, a sacar el pañuelo verde.
Los cuatros toros de “El Pilar” estuvieron mal presentados, tan solo el tercero se pudo salvar cogido con alfileres. Descastados todos, sin fuerzas, marmolillos. El remiendo de Juan Pedro Domecq fue el mejor presentado pero, como es habitual, faltos de casta y fuerza.
El malagueño Jiménez Fortes hacía su segundo y último paseíllo en la feria. Ayer pudo ver el público algo más que valor en su toreo. Un corte de toreo clásico, asentado. Siempre haciendo las cosas de verdad, colocado, pata “pá lante”, y una suavidad y un temple en su toreo que dejan entrever a un diamante que podrá mandar en la profesión. Piensa delante de la cara del toro y por eso hilvanó una faena valiosa al primero de su lote. Tandas por ambos pitones con clase y otra serie de naturales de uno en uno pero buscando siempre la pureza del toreo. No perdonó ningún quite, provocó a Morante para protagonizar un tercio de quites por chicuelinas, cada uno en su estilo, pero que tuvieron sabor y duende. En el sexto, sobrero de Parladé, poco pudo hacer ante un animal que se rajó pronto y al qué Juan José Trujillo sopló dos pares de banderillas soberbios que le obligaron a saludar montera en mano.
Saúl Jiménez Fortes ha devuelto la ilusión a la afición malagueña. Málaga huele a torero grande y los aficionados más puros y duros han encontrado en el hijo de Gaspar Jiménez y Mary Fortes una esperanza para seguir creyendo; un soplo de aire fresco que anima a muchos a recuperar la esperanza que se iba esfumando poco a poco. Sobre Saúl recae ahora la enorme responsabilidad de poner freno a esa huída del aficionado malagueño que, escarmentado ya, no estaba dispuesto a pasar por taquilla una vez más.
Morante pareció salir con ganas en su primero al que recetó un trasteo a la verónica que resultó muy jaleado por el público. Al final todo se deslució porque el toro le enganchó el percal, a pesar de los olés. Pero es honesto decir que hubo una verónica en la que se detuvo el tiempo. De esas que te levantan del asiento para gritar un olé profundo. Pero quizás fue demasiado poco para lo que se espera, siempre, de Morante en Málaga. En la muleta hubo destellos. Una faena intermitente ante un toro complicado por el pitón derecho y en el que el sevillano solo dejó detalles. En el quinto, otro muerto de Juan Pedro, decidió machetear y abreviar ante los pitos del respetable. A Morante dicen que se le sigue esperando en Málaga pero ¿no es mucha espera ya?