En la ribera del Guadalete, en pleno corazón de El Puerto de Santa María, suena el blues de un modo especial. Esta noche toca Jimmy Burns, leyenda viva del Delta del Mississipi, precursor del rock & roll y maestro del soul. Un tipo con un estilo peculiar y audaz que engrosará la rica y heterogénea relación de artistas que han pasado por el templo del blues portuense, la sala Milwaukee, madera de música negra, punto de encuentro de los buenos aficionados al rock, jazz y demás músicas sincopadas, que desde hace muchos años organiza conciertos, exposiciones y todo tipo de actividades culturales.
Esta noche toca música de verdad. El guitarrista y cantante Jimmy Burns, que aprendió casi todo lo que sabe en la calle y en las iglesias, que conoce al dedillo la música secular del gospel, el folk-blues y todos los palos del género afromaericano que contagió al mundo, ofrece hoy una lección magistral a quien quiera impregnarse de su particular encanto escénico. No hay edad. Ni fronteras. Bien lo supieron los viejos cantantes de blues cuando Jeff Beck, Clapton y compañía rescataron el blues y lo situaron en la vanguardia de los años setenta en puro hermanamiento con el rock. Burns tuvo su primer grupo a los dieciséis años, y en Chicago, la meca del viento y del blues moderno, electrificó lo aprendido, no en vano su padre participó como artista en los antiguos medicine shows y su hermano mayor tocó con John Lee Hooker. Por la paleta de colores de Burns, no obstante, desfilan también tonalidades de soul y dudúa, con hermosas y curiosas pinceladas vocales que influenciaron a músicos de todas las hechuras.
Carlos Anelo, el incansable gerente de Milwaukee, gran aficionado a la música con fino olfato y buen gusto, ha convocado en su local a artistas como Hook Herrera, Raimundo Amador, Vargas Blues Band, Eddie Campbell y Katherine Davis, entre otros. Hoy recibe a un músico extraordinario, en gira por España e Italia. Octubre, Cultura, Diario de Cádiz