Jimmy’s Hall, simpática obra sobre la fuerza de la comunidad

Publicado el 21 noviembre 2014 por Ginebra Bricollé Nadal @Gine_1414

Este fin de semana se estrena la nueva película del veterano director británico Ken Loach. El que fuera uno de los principales iconos del free cinema de los años 50-60 y su posterior evaluación, vuelve con su visión más optimista y simpática y menos transgresora como ya hiciera con las recientes Buscando a Eric y The Angels’ Share. Jimmy’s Hall fue presentada por todo lo alto formando parte de la sección oficial del pasado festival de Cannes. Su recibimiento fue tibio como demuestran su 60/100 de Metacrític y su 69% fresco de RottenTomatoes.

En esta ocasión Loach vuelve a su querida Irlanda para contarnos una historia basada en hechos reales. Situándonos a principios del siglo XX, en un pueblecito rural irlandés, dónde su monótono día a día da una vuelta de 180 grados cuando Jimmy Gralton vuelve de su viaje y su estancia en Nueva York. Consigo traerá el optimismo de los años 20 americanos y el jazz, el baile, así como las primeras ideas comunistas de El Capital de Marx. Esto le supondrá una creciente persecución por parte de los más conservadores dirigentes y poderoso, así como a admiración de los más culturalmente inquietos. Paralelamente él tendrá que afrontar todo lo que un día dejó atrás.

Jimmy’s Hall, une, como ya es habitual, la dirección de Ken Loach con el guión de Paul Laverty. La obra es una buena película de cariz histórico que muestra lo que podemos llamar como mártires culturales de principios del s.XX. The times are a changin’ que posteriormente cantaría Bob Dylan, una época convulsa en que la cultura dejaba de ser parte de pocos para ser fuente de conocimientos para todos. Cambio generacional implica cuyas consecuencias tuvieron que sufrir sobre todo los primeros en acuñar tal término. Todos esos conflictos están suavizados con pequeñas anécdotas historias de los habitantes del pequeño pueblo.

A pesar de que hay una evidente reivindicación en la película presente a lo largo de todo su metraje, Ken Loach ha llegado a una edad que busca más las virtudes en los seres humanos que no sus partes más oscuras. Jimmy’s Hall es ante todo una película simpática y optimista, dónde, a pesar de las reprimendas de los poderosos hacia el protagonista o sus seguidores, prima la celebración, la mirada inocente y naíf hacia la música, hacia el jazz y hacia el baile como expresión humana de comunidad.

Los seguidores del Ken Loach más reivindicativo se encuentran en Jimmy’s Hall una crítica blandita y con poca fuerza, dónde nunca se va más allá de lo mencionado en los diálogos. Loach apuesta por transmitir de manera eficaz la romántica idea de la comunidad unida dotando de personalidad y encanto a todos y cada uno de los personajes tengan más o menos importancia en la trama global. Los encargados de ponerles cara son: Barry Ward en el papel de Jimmy Gralton, quien derrocha simpatía y carisma en la mayor parte del film. Está acompañado por Simone Kirby, Andrew Scott, Jim Norton y Brian F. O’Byrne entre otros.

Como ya viene siendo habitual en sus ficciones de los últimos años, Jimmy’s Hall es una película simpática, cómplice con el espectador que consigue transmitir la fuerza de la comunidad a través de la música y del baile, unido con una débil y semi-fallida crítica hacia aquellos que no son receptivos a los cambios.

NOTA