Joan Antoni Melé: recuperemos el verdadero sentido del dinero

Publicado el 31 agosto 2011 por Createandshare @CreateShareBlog

El dinero ha dejado de tener sentido y se ha convertido en sinónimo de precio, cantidad o crecimiento. Pero si ahondamos más en su significado, vemos que a través del dinero se manifiestan poderosas fuerzas que actúan en el subconsciente humano, como el miedo, la codicia o las ansias de poder… Esto ha hecho que se convierta en una obsesión para muchas personas.

Es hora de que veamos que el dinero es un medio de relación entre seres humanos, y es preciso poner conciencia y compromiso personal para que sea esta relación sea saludable para todos. Debemos hacer un esfuerzo para desarrollar nuestra conciencia y descubrir cuál es nuestra verdadera relación con el dinero y cómo lo estamos usando actualmente. Tenemos facilidad para ver la codicia y el egoísmo de los demás, pero pocas veces nos hemos parado a reflexionar cuáles son nuestros criterios cuando compramos, cuando ahorramos e incluso cuando regalamos nuestro dinero. En este sentido, deberíamos considerar si nuestras compras y nuestros ahorros son responsables con los demás seres humanos y con la Tierra.

Con la actual crisis económica y financiera se ha puesto en evidencia el modelo de banca especulativa que se ha desarrollado en las últimas décadas, y hemos visto cómo con dinero público debía socorrerse a entidades financieras que atravesaban una situación compleja. A mucha gente le ha molestado que no se han pedido responsabilidades y que además se permite que hoy se siga haciendo el mismo modelo de banca especulativa. No obstante, tampoco comparto esa falsa inocencia que sitúa a los ciudadanos sólo como víctimas, porque todos debemos asumir que somos responsables de nuestras decisiones. La mayoría de clientes de bancos y cajas de ahorros han compartido la codicia que ahora critican en los banqueros. Todo el mundo encuentra lo más lógico exigir la máxima rentabilidad por sus ahorros, sin pensar en cómo se conseguirá esa rentabilidad. A cambio de un buen tipo de interés o de algún regalito, todos hemos llevado dócilmente nuestros ahorros a los bancos cediéndoles nuestro poder de decisión, y hoy en día, a pesar de todas las críticas, la mayoría sigue haciendo lo mismo.

No debemos olvidar que un banco realiza un servicio público, un agente de transformación social. Un banco tiene la gran oportunidad, y por tanto responsabilidad, de recoger el dinero de ahorro de los ciudadanos y canalizarlo hacia aquellos proyectos empresariales que puedan generar riqueza social, bienes y servicios necesarios y puestos de trabajo. Con la obsesión por el crecimiento rápido, algunas entidades financieras han apostado (y nunca mejor empleada esta palabra) por un economía especulativa que sólo produce grandes beneficios inmediatos para unos pocos, pero grandes pérdidas y sufrimiento para la mayoría.

Pero, ¿qué ha pasado con nuestro dinero? Esa es la pregunta que, sorprendentemente, me hacen muchas personas y a la que me gusta responder con otra pregunta: ¿cómo es posible que no lo sepas? Tu dinero es el resultado de tu trabajo, de alguna manera es tu fuerza, es tu poder. ¿Cómo es posible que no te hayas preocupado de cómo se utilizaba?

Ahora hemos sido testigos de cómo una gran parte de los ahorros de millones de personas ha desaparecido con el estallido de la burbuja especulativa. De ahí deberíamos extraer la lección y decirnos: “No volveré a permitir que con mi dinero se hagan cosas contrarias a mis principios éticos, pondré conciencia a la hora de ahorrar”.

Si invertimos el dinero con conciencia, de forma directa o a través de la banca ética, ese dinero tendrá cada vez más valor para toda la sociedad, nos beneficiaremos todos de él. Si seguimos invirtiendo, por el contrario, guiados solo por la ceguera del egoísmo y mirando únicamente nuestro beneficio personal, el dinero irá perdiendo valor poco a poco y contribuirá a extender las desigualdades en el mundo.

La banca ética se basa en dos aspectos fundamentales: conciencia y transparencia. Conciencia y responsabilidad a la hora de gestionar el dinero de nuestros clientes, buscando inversiones que mejoren la calidad de vida de las personas y respeten el medioambiente. El beneficio no puede estar por delante de las personas y del planeta. Transparencia radical informando no sólo a los clientes, sino a cualquier persona que quiera recibir esa información, de cómo estamos invirtiendo el dinero que nos han confiado. Si existiera una ley de transparencia financiera, probablemente muchas cosas no habrían pasado.

Para muchas personas el dinero ha dejado de ser el fin número uno de sus vidas. Ahora es el momento de buscar qué sentido queremos que tenga nuestra existencia. Podemos seguir hipnotizados por el dinero y el consumismo, y dejar que nuestra vida siga vacía y que nunca estemos bien con nosotros mismos. O podemos hacer ya el cambio de conciencia que están haciendo miles de personas en todo el mundo, e intentar dar un sentido positivo no sólo a nuestro dinero, sino también a nuestro trabajo y a nuestra vida cotidiana. Las personas que ya lo hemos hecho hemos recuperado la experiencia de sentir el agradecimiento por el inmenso regalo que es la vida.

  • Autor: Joan Antoni Melé
  • Fuente: Otro Mundo Es Posible