Ciego desde los tres años, un hecho que no le impide llevar una vida apasionante y sin descanso conociendo a personajes extraordinarios o viajar por todo el mundo junto a su mujer, Victoria Kamhi, ambos participes de acontecimientos históricos.
Carlos ha creado una obra rigurosamente documentada con todo tipo de detalles, como fotos y los temas creados por el compositor a lo largo de su vida, además la biografía está cargada de notas que ayudan a profundizar más aún en la vida del protagonista. En esta historia nos encontramos con los claroscuros de un hombre muy especial que, aun estando invidente, conseguía ver más que cualquiera sin la incapacidad que poseía. Al comienzo del libro nos encontramos con alegre muchacho que trata de conseguir su sueño a pesar de los consejos de su padre, más adelante el dinero será el mayor problema para conseguir la felicidad y todo ello en una época convulsa. En definitiva una novela que nos adentra en la fascinante vida del músico y compositor Joaquín Rodrigo, sabremos de las amistades, de los problemas y de los pesares que tenía el artista a lo largo del tiempo, también conoceremos las alegrías de los premios que obtuvo y de los esfuerzos que tuvo que hacer para lograrlos hasta casi el último aliento de vida, y como la novela tiene al final una serie de fotografías (algunas en blanco y negro y otras en color) del compositor en diferentes situaciones, gracias a ellas, conoceremos más de cerca a su familia y amigos, también a toda su trayectoria musical pues incluye un catálogo de todas las obras.
Recomendada para aquellos que quieran saber más de la grandeza de Joaquín Rodrigo y de cómo llego a ser reconocido por todos. También para aquellos que les interese la historia de la música que creaba el compositor como el famosísimo Concierto de Aranjuez. Y por último para aquellos que quieran conocer al autor de esta gran obra y encontrarse con un impresionante trabajo de documentación que nos adentra en la vida y obra de un gran compositor.
Extractos:
Fue escuchando a Verdi, según él mismo contaba con frecuencia, como surgió su interés por la composición. Es difícil saber, sin embargo, en qué momento algo tan importante como una vocación se despierta en el interior del futuro artista, especialmente cuando es aún un niño. El recuerdo del Rigoletto de Verdi que figuraba en su memoria como detonante de aquella vocación pudo ser solo uno más de los muchos factores que influyeron en su decisión de dedicarse de lleno a la música. El ambiente familiar, el gramófono de su casa, la afición de su madre, los conciertos de la banda de Sagunto, las zarzuelas en el Apolo, la pianola que disputaba a su hermana Juana, el coro de la capilla, las enseñanzas de don Fernando, el cura bueno del colegio de las monjas, y la búsqueda de la belleza en los sonidos. ¡Quién sabe! De lo que no cabe duda es que Joaquín Rodrigo, gracias al apoyo de su madre y a la buena posición económica de la que disfrutaba, dio a los quince años el paso definitivo en su vida y la suerte lo acompañó. Esa suerte que solo aparece cuando quien la necesita no se aparta del camino que debe seguir para encontrarla. Algún tiempo después, un amigo de la familia, que era socio del Círculo de Bellas Artes de Valencia y de cuyo nombre no queda constancia, fue una tarde de visita a casa de los Rodrigo y estuvo durante un rato oyendo a Joaquín tocar el piano. Este amigo lo invitó a acompañarle al recital de piano que iban a dar en el Círculo José y Amparo Iturbi, que sería precedido de una conferencia del profesor López Chavarri. Joaquín se llevó una alegría y aceptó encantado porque José Iturbi, era ya, a pesar de su juventud, un pianista muy conocido, así como su hermana Amparo. Los dos eran valencianos. Además, el conferenciante, Eduardo López Chavarri, gozaba de gran prestigio en Valencia como compositor y director de orquesta y era catedrático de Estética y de Historia de la Música del conservatorio. López Chavarri destacaba en diversas actividades, como escritor, jurista, crítico y periodista, pero a Joaquín Rodrigo le interesaba conocerlo, sobre todo, porque, si lograba ser presentado a aquel señor, quizá tuviera una oportunidad de ingresar en el conservatorio, algo que no había logrado hasta entonces.
Mientras el Maestro se desespera en Valencia y, a partir de la primavera en Estivella, intenta hacer frente a sus problemas trabajando como no lo había hecho nunca antes, sus obras suenan en Alicante, Bilbao, Madrid y Valencia, incluidas en los programas de diversas orquestas nacionales. Sus amigos directores de orquesta, que conocían la penosa situación en la que se encontraba, incluían obras suyas en los programas de sus conciertos. Los recortes de periódicos y críticas que recibía, se los hacía llegar a su mujer. Por su parte, en París, Victoria no permanece inactiva. Pasados los primeros días en los que tiene que hacer frente a una difícil situación familiar, se apresura a tomar contacto con el grupo de músicos españoles residentes en la capital francesa, que se reúnen regularmente en la tertulias del café La Rotonde. En primer lugar con el pianista Leopoldo Querol y su mujer, Manolita, los mejores amigos de aquella época, y también el becado Moreno Gans, Juan Alós, Roca, etcétera. Hablando con ellos a diario, Vicky se mantiene al corriente de lo que se trama en los ambientes musicales de España. Así se entera de que se va a abrir un nuevo Conservatorio en Sevilla y urge a Rodrigo a moverse para conseguir una plaza. También le dicen que existe la posibilidad de conseguir otra beca, al margen de la “Conde de Cartagena”, y lo anima a solicitarla. Como su hermana Matilde se había ido a Madrid para promocionar una revista de modas, después de viajar con su madre a Valencia, le escribe pidiéndole que visite a Pérez Casas y a Menéndez Pidal para recomendar a Joaquín. Rodrigo también hace algunas gestiones con Esplá, con Turina, con Salazar y otros conocidos, pero las cosas no resultan nada fáciles. La situación en España es mala. Hay huelgas y manifestaciones constantes, problemas sindicales, inestabilidad ministerial y amenazas revolucionarias. No es el mejor momento para hacerse una situación como compositor de música clásica. En las cartas que le escribe a su mujer muestra su desánimo y ella trata de animarlo, aunque también lo esté pasando muy mal. Se queja de que no tiene dinero ni para sellos y de que está buscando trabajo sin éxito. Por eso le anima a componer “para hacerse rico y poder estar juntos”. Él le envía 50 pesetas.
Editorial: Sinerrata Ediciones Autor: Carlos Laredo
Páginas: 358
Precio:9,99 euros