A todas luces el alto personaje norteamericano ha decidido escapar hacia delante ante la derrota anunciada que les espera el próximo 29 de octubre en la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando la abrumadora mayoría de las naciones aprueben, una vez más, la necesidad de poner fin al bloqueo contra Cuba, política que no ha logrado la pretensión de destruir a la Revolución cubana y enajenarle el apoyo popular al gobierno cubano, como es su objetivo.
Que nadie se llame a engaño. Berta Soler no ha tenido empacho en declarar que “Estamos buscando que el gobierno cubano se asfixie” argumentando que “El embargo es un pretexto”. Y, se va donde el vicepresidente de los Estados Unidos para pedir para su país más agresión, más bloqueo, más hostilidad. Y, para ella y su cohorte, más dinero, que de eso se trata si se mira bien.
¿Cómo calificar a la persona que va a pedirle a una autoridad principal de una potencia extranjera que “asfixie” a sus compatriotas porque el gobierno cubano como excusa es un eufemismo?. Si el “embargo” es un pretexto ¿por qué no quitar el pretexto y comportarse con decencia?
Claro, que no estoy haciendo preguntas retóricas. La traición de Berta Soler y otros en la Isla, pocos pero bien promocionados, es abyecta. Algunos han solicitado que la OTAN intervenga en Cuba. Vilezas tales como pedir a Estados Unidos que sostengan la agresión propicia la política de Estados, justifican el asedio y el acoso con sus empleados. Para eso los quieren y les pagan.
Por su parte, Biden, risueño como le vemos en la foto publicada por su oficina en Twitter hace lo que Samantha Power con Yoani Sánchez y demuestran con hechos, que quieren a sus “disidentes” para ser usados bajo los pretextos que han permitido a EUA invadir naciones, entre otras fechorías de gendarme internacional.
Y, quienes se prestan a tales usos por dinero, no tienen más calificativos que mercenarias desvergonzadas. No hay otra manera de decirlo.