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Joe Biden: Una vida política y personal con victorias y derrotas

Publicado el 08 noviembre 2020 por Joseantortega

Pennsylvania, estado de donde es origen el nuevo presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, también fue lugar donde selló su victoria electoral más grande. “De esta casa a la Casa Blanca, con la gracia de Dios”, escribió Biden en uno de los puntos finales de su campaña por la presidencia de los Estados Unidos.

Y es que Joe Biden llegó hasta allí, como quien termina un viaje en el mismo puerto donde lo comenzó, a cerrar el ciclo de una vida entera dedicada a la política. Ahora cuando tome juramento como el mandatario número 46, se convertirá en el de mayor edad en asumir. Con 78 años, que cumplirá en enero, no se sentirá un extraño en la sede del gobierno ya que fue vicepresidente de Barack Obama en los dos términos de 2008 a 2016.

Tampoco es ajeno a Washington DC, donde durante 36 años trabajó como senador del estado de Delaware. Una diferencia opuesta a Donald Trump, quien asumió sin carrera política previa e hizo de eso una virtud proclamada, contra el establishment que parece agotar a buena parte del electorado estadounidense.

Inicios simples y de trabajo

De aquella casa de Scranton, Pennsylvania, salió por primera vez a los 13 años, cuando su padre perdió el principal de sus dos empleos y visualizó un mejor futuro en Delaware. Con sus cuatro hijos, de los cuales Joe era el mayor, Jean Finnegan y Joseph Biden se instalaron en Mayfield, un suburbio de Wilmington.

De aquella crianza sacó ese aire a persona común, de trabajo. Además del catolicismo sus padres le enseñaron la resistencia, la capacidad de ser fuerte pero elástico para prevalecer, sea ante los desafíos de la vida como ante la tragedia, que lo puso a prueba con golpes bajos.

En Delaware logró ingresar en la prestigiosa Archmere Academy. Trabajó como limpiador de ventanas y desmalezador para ayudar a que sus padres pagaran esos estudios. Luego se inscribió en historia y ciencia política en la Universidad de Delaware hasta que pasó a cursar derecho en Syracuse.

Llegó allí impulsado por la ambición pero también por las mariposas que le habían quedado en la barriga tras un viaje de primavera a Bahamas, en 1961. Allí conoció a una estudiante de Syracuse, Neilia Hunter, y se había declarado “noqueado de amor a primera vista”. Debió esforzarse por mejorar su nivel mediocre de calificaciones para que lo aceptaran en la Escuela de Leyes. Pero al final se casó con ella en 1966.

Comienza su carrera y la tragedia llega

Poco después, graduado y con tres hijos, Beau, Hunter y la bebé Naomi, Biden se lanzó a la improbable tarea de convertirse en senador por Delaware en competencia contra el republicano J. Caleb Boggs. En ese entonces tenía 29 años y su campaña fueron sus padres, su esposa y su hermana Valerie. Sin embargo, ganó.

Se disponía a comenzar el primero de sus seis términos por Delaware en el Senado cuando, una semana antes de navidad de 1972, la tragedia llegaría. Neilia y Naomi morirían en un accidente automovilístico cuando su furgoneta chocó contra un camión. Sus dos hijos varones quedaron mal heridos. Una foto histórica ha recorrido los medios en las últimas semanas: el senador más joven que se hubiera elegido juraba su banca en el hospital donde cuidaba a los pequeños sobrevivientes de lo que había sido su familia.

Joe Biden: Una vida política y personal con victorias y derrotas

Desde entonces se lo conoció como el político con más horas-tren de Capitol Hill. Todos los días viajaba de casi dos horas de ida y otras tantas de vuelta, entre Wilmington y Washington DC, para poder estar con sus hijos, llevarlos a la escuela a la mañana y acostarlos en sus camas a la noche. Durante cinco años los crió solo, con la ayuda de su hermana Valerie. Al cabo de ese tiempo, se casó con Jill Jacobs, su actual esposa, una profesora de educación terciaria, con quien tuvo otra hija, Ashley.

Una sólida carrera en el Senado

Desde 1973 hasta 2009 estuvo en su puesto, casi como parte del mobiliario del edificio que concentra el poder político de los Estados Unidos. Allí se convirtió en una de las voces más respetadas en asuntos internacionales, al punto que durante varios años fue titular del Comité de Relaciones Exteriores.

Trabajó en cuestiones como limitación de armas estratégicas durante los años de la Guerra Fría con la Unión Soviética, la guerra en los Balcanes, la expansión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para incluir a naciones del ex bloque del Este y se opuso a la primera guerra del Golfo. Aunque votó a favor de la invasión a Irak en 2003, cuatro años más tarde objetaría su manejo y se opuso al aumento de tropas en 2007. Ese mismo año impulsó acciones de su país para detener el genocidio en Darfur.

Un camino a la Casa Blanca

Antes de este intento de llegar a la Casa Blanca, Biden manifestó el deseo en 1984, 1988 y 2008. Muchos ni siquiera cuentan el primer episodio, cuando quedó nominado Walter Mondale. Tras hacer el anuncio quedó tan atrás que se retiró con elegante silencio. En 1988, en cambio, ganó dos delegados a la convención que terminó por proclamar a Michael Dukakis.

El esfuerzo de la campaña, pensó, le había dejado un dolor de cabeza pertinaz; sin embargo, resultó algo mucho más peligroso: le encontraron dos aneurismas. Lo operaron con éxito pero sufrió una complicación con coágulos en los pulmones. Necesitó de otra cirugía, solo por eso, y siete meses de difícil recuperación en total.

Su último dardo hacia la presidencia pegó cerca de la diana en 2008. En ese entonces se retiró para sumarse a uno de sus competidores y nació la fórmula Obama-Biden que derrotó a la republicana, de John McCain y Sarah Palin.

Como vicepresidente número 47, además de haber participado en las políticas sobre Irak y Afganistán, actuó consejero general de Obama y negociador en el Congreso sobre aumento de impuestos y recortes de gastos, además de alzar la voz sobre el control de armas y el matrimonio entre personas del mismo sexo. En 2017, a punto de dejar el cargo, Obama le otorgó la Medalla de la Libertad.

Joe Biden: Una vida política y personal con victorias y derrotas

Una campaña llena de críticas

Su larga carrera le ha ganado distintas críticas durante el camino. Algunas de ellas se reavivaron, incluso juntas, en ocasión de su candidatura. Incluyendo a quien ahora es su compañera de fórmula, Kamala Harris. Esta lo increpó, cuando todavía eran competidores en las primarias diciendo que “no creo que usted sea un racista, pero…”.

Desde allí comenzó a recordarle que él había colaborado con legisladores contrarios a los buses escolares que reducían el segregacionismo en el acceso a la educación. “En California había una niña de segunda clase, a la que transportaban gracias a esos programas. Esa esa niña era yo”, le dijo. Biden se defendió alegando que siempre había creído en la importancia de trabajar en conjunto con los que pensaban distinto para sacar leyes adelante, y muchas veces había aceptado un denominador común muy bajo.

Joe Biden: Una vida política y personal con victorias y derrotas

También resultó impopular, que en 1994 se contara entre los principales impulsores de la Ley de Control de Delitos Violentos y Orden Público, que Bill Clinton promulgó, mientras Biden lo acompañaba, con orgullo por haber sido uno de sus creadores.

La legislación marcaba la unión entre los demócratas y las autoridades policiales luego de una campaña para quitarle el tema de la seguridad a los republicanos. Esa norma fue la base de un encarcelamiento masivo que afecta en enorme medida a los afroamericanos, al punto que se lo llamaron “el nuevo Jim Crow”, en alusión a los años del segregacionismo. Por cada persona blanca en prisión hay 5,2 afroamericanas (y 1,7 latinas).

Biden se ha defendido diciendo que el problema no fue la ley en sí sino cómo la aplicaron los estados. Pero durante la campaña, mientras buscaba el voto de las minorías étnicas, sus adversarios le recordaron que en aquellos años se jactó diciendo que “cada proyecto de ley sobre delitos graves desde 1976 que ha salido de este Congreso y cada proyecto de ley sobre delitos menores, ha tenido el nombre de este senador demócrata del Estado de Delaware”. Presionado en una entrevista abierta de la campaña 2020, concedió: “Fue un error”.

Otro episodio polémico ha sido su intervención en el Comité Judicial del Senado en 1991, durante las audiencias de confirmación del juez de la Corte Suprema Clarence Thomas, que entonces había sido acusado por Anita Hill de acoso sexual. Hill atravesó una ordalía de declaraciones, para prácticamente no ser escuchada.

Acusaciones de acoso sexual

Biden fue acusado de contacto físico indeseado por muchas votantes, y en 2019 una ex integrante de su staff, Tara Reade, dijo que se había sentido incómoda junto a él en las oficinas del Senado, en los ’90s. En 2020 agregó que él la había atacado sexualmente en 1993.

Biden y su campaña negaron cada caso. Al oficializar su candidatura, además, el ex vicepresidente reconoció cierta falta de sentido sobre la distancia social adecuada, y la puso en la cuenta de su simpatía sin reservas. Prometió ser más consciente y tener más cuidado.

Bastante escrutinio recibió también su patrimonio, que comparte con su esposa y llega a más de 9 millones de dólares, según Forbes. La estimación suma 4 millones en propiedad inmueble, inversiones por otros 4 millones y una pensión federal de más de 1 millón. Según las declaraciones de impuestos de los Biden de 2016 a 2018, cada año pagaron aproximadamente el 30% de sus ingresos en impuestos, o donaron una parte importante a organizaciones benéficas.

Durante la campaña dijo que, si perdía, abrazaría su vida de docente. Además de sus cargos en U-Penn, ha prestado su nombre a un instituto sobre cuestiones de política interior estadounidense en la Universidad de Delaware. “El Instituto Biden se concentra en temas que han animado su carrera pública y se arraiga en dos principios guías que él ha defendido históricamente: las oportunidades económicas y la justicia social”, según el sitio.

Un futuro con nuevos desafíos

Desde la Casa Blanca, esta vez como presidente, Biden podría tener numerosas posibilidades de poner en práctica esos principios. La desigualdad en el tejido comunitario, tanto por el racismo como por el sexismo, son dos temas que se instalaron en la agenda pública con fuerza suficiente para seguir presentando desafíos en el futuro inmediato.

La crisis económica puede ser un capítulo entero aparte en su afán por crear oportunidades: en un momento histórico cuando Wall Street parece separada de Main Street por un abismo, el coronavirus llegó para complicar las cosas. Las corporaciones tienen indicadores positivos; todo lo contrario le sucede a millones de personas que vivían de trabajos evaporados debido al terrible impacto de la pandemia.

Biden ha comunicado un mensaje sobre el coronavirus que muchos esperaban. Cada vez que pudo difundió opiniones basadas en la ciencia médica y la epidemiológica, pero también la económica, sobre cómo actuar para preservar vidas y mantener el país en marcha. Recordó también que él tuvo todo que ver en las arduas negociaciones para aprobar la Ley de Salud Accesible, u Obamacare, que Trump ha tratado de desmantelar. Dijo también que, debido a las tragedias que ha sufrido, la salud es “algo personal” para él.

El último de esos golpes de la vida fue la muerte prematura de su hijo Beau, quien seguía sus pasos en la política pero, a los 46 años, sucumbió a un cáncer cerebral. Fue él quien lo convenció de volver a intentar la carrera por la presidencia, cuando todavía era vice.

Biden regresó a la contienda interna en 2019, y se convirtió en el candidato que enfrentó a Donald Trump. Este ha sido un esfuerzo que, de algún modo, para él quedó asociado a la memoria de su primogénito.

En el sprint hacia el 3 de noviembre, Biden trató de evitar el asunto. Su mensaje fue propositivo, el regreso a muchas medidas y muchas políticas de sus años con Obama y de ataque a su adversario. “Podemos poner punto final a una presidencia que ha fracasado en la protección del país”, dijo. “Podemos poner punto final a una presidencia que ha echado leña al fuego del odio en cada oportunidad”.

Días más tarde, con el recuento de votos ya avanzado, ese afán que lucía titánico parece haber sido solo un primer paso. Joe Biden ha sido declarado el presidente número 46 de los Estados Unidos.


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